todo irá bien
El gran acuerdo de Alaska
Trump y Putin han pactado reconocerse en la realidad. No es menor cuando se viene de tan abajo
Una de cada
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Iniciar sesiónHa habido un gran acuerdo entre Trump y Putin y es reconocer a Rusia y dejar de tratarla como si no existiera o como si lo único que se puede hacer con los rusos fuera pisotearlos. Porque al final Putin, Stalin, Gorbachov o los ... zares han sido a lo largo de la historia la expresión del pueblo ruso. Aunque no sea una expresión democrática ni cuadre con nuestra tradición. ¿O es que alguien cree que el pueblo ruso ha sido el único que jamás ha tenido nada que ver con quién eran sus líderes? Claro que los rusos eligen, pero eligen a su manera. Y hoy su manera es Putin. Pensar que aislarlo o tratarlo como un monstruo va a arreglar las cosas es naíf. Esta superioridad moral con la que nos hemos acostumbrado a tratar con Rusia, como si viviéramos en una de las películas, buenas películas, sobre la Guerra Fría, es lo contrario de una diplomacia seria.
También fue estúpido pensar que Rusia se quedaría quieta tras la humillación a la que la sometimos faltando sistemáticamente a todos y cada uno de los acuerdos de convivencia que suscribimos tras la caída del Muro. Eran unos acuerdos claros, asumibles, que reconocían el estatus de Rusia y el espacio que necesitaba para sentirse segura. Y no sólo pusimos bases de la OTAN donde dijimos que nunca las pondríamos, sino que además decidimos vivir de espaldas a nuestra potencia vecina durante décadas, sin relacionarnos con ella, sin comprender que si no la convertíamos en nuestro principal socio acabaría siendo nuestro principal problema. Nos hacemos los antiamericanos de pacotilla, los antitrumpistas, y luego en lo esencial, en lo determinante, en lo que nos subyuga y nos deja sin margen para ser alguien, hacemos seguidismo ciego del Imperio –que manifiestamente temía que una alianza entre la UE y Rusia le disputara el liderazgo– mientras además presumimos de europeístas. Menuda banda de patanes. Y ahora nos parece que Putin y su invasión salgan de la nada, o de la locura, pero la dejadez europea es culpable y otro síntoma –y son tantos– de nuestra decadencia.
Es un buen primer paso en la correcta dirección, y un principio de acuerdo, tratar a Putin como un líder mundial. No porque yo quiera que lo sea ni porque me guste su estilo, sino simplemente porque ahí está y compararlo con Hitler es una ofensa a Churchill. No tratar como basura a las personas y por supuesto a los líderes con los que esperamos pactar, tampoco creo que a nadie le pueda parecer descabellado. Saber un poco de historia, y qué es Ucrania; y saber un poco de política, y quién es Zelenski, es el mejor antídoto contra tanto maximalismo extemporáneo.
Trump y Putin han pactado reconocerse en la realidad. No es menor cuando se viene de tan abajo. Por eso la izquierda y el europeísmo, que con la realidad han tenido siempre insalvables dificultades, dicen que en Alaska no se ha acordado nada.
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