Una de cada

De un lado los muchachos de Vox marchan sobre los cristales rotos para asegurarse de que agravan el drama hasta que a todos nos parezca imprescindible una solución drástica. Por supuesto no la tienen pero agitan el fantasma y saben que pueden tirar de farol porque no van a gobernar. El PP disgusta a sus electores tradicionales coqueteando con PNV y Junts, con quienes Feijóo prefiere pactar antes que con Abascal, pero bueno, ahí no pierde gran cosa, aunque tampoco gana; y en lo que podría marcar las diferencias y liderar, llega mal y tarde a los debates y se parece al PSOE en inmigración y contra Trump, y no se atreve a defender abiertamente a Israel en su lucha por la democracia y la libertad.

Vox identifica correctamente los problemas y con su aproximación incendiaria se asegura de maximizar las expectativas electorales y de alejarse de la carga de tener que asumir la responsabilidad porque este discurso tiene, por lo menos de momento, un límite de escaños en España.

Del PP la verdad es que no sabemos gran cosa. Está tan preocupado por no quedar mal con nadie que de la mayoría de los grandes asuntos desconocemos qué opina ni qué piensa hacer si un día manda: y lo peor es que da la sensación de que Feijóo tampoco tiene ni idea.

La izquierda ha visto con claridad que Begoña, Puigdemont y Otegi son el hueso que han de dejar a la derecha para que se entretenga en asuntos que a nadie importan ya y están amortizados, mientras meten miedo con lo que ellos llaman «extrema derecha» y se ofrecen como dique de contención contra su auge; y ésta es la conversación que decantará la balanza y no las caducas y estériles disputas aldeanas que además Feijóo blanqueará con sus futuros pactos.

Los panfletos socialistas ahí están exagerando las temperaturas de un verano que no está siendo ni más ni menos cálido que los anteriores, acusando a Trump de querer marginar a Zelenski, como si hubiera habido algún otro líder capaz de hablar de frente a Putin. Y esa apelación constante a los niños de Gaza que si hubieran muerto los que dicen sólo la franja tendría la población entera de Italia. El PP no comparece y sólo quiere que no le hagan daño, y Vox ha olido el pánico y crece a costa de restar credibilidad a la vocación mayoritaria de su socio despistado; y así es como el sanchismo está trabajando para ganar las próximas elecciones.