Vivimos como suizos
Momias
Las sensibilidades cambian con los tiempos y los mentecatos se hacen fuertes
Dentro del cardado
El desgraciado
El egiptólogo José Miguel Parra no cree que retirar las momias de los museos españoles sea la decisión correcta. Hace años se retiró el negro de Bañolas del Museo Darder. Las sensibilidades cambian. Siguió expuesto hasta el 2000. El cuerpo se mandó al Museo ... Nacional de Antropología y se le extrajeron el relleno, los ojos, el pelo, los genitales y la piel. El resto fue enviado en un ataúd a Bostsuana para enterrarlo. Frank Westerman encontró evidencias de que no había sido un bosquimano sino un hotentote. Suena a Mortadelo. Los detalles posteriores a la retirada son más espeluznantes que un hombre de raza negra expuesto en un museo. Prefiero ser expuesta después de muerta (antes no) que comida por los gusanos, que no sé qué dignidad hay en eso salvo no estar a la vista de todos.
Urtasun ha conseguido que los arqueólogos se dediquen a enterrar momias. El mundo al revés. Parra dice que las momias ofrecen la única posibilidad de entrevistar a un señor muerto hace 5.000 años. Parece menos posible hablar hoy con Urtasun o su Yolanda Díaz, que se empeña en decir a los periodistas que ha contestado algo que no ha contestado.
La palabra subnormal ya no tiene el uso de antes. Ya no leemos 'Día del subnormal' o un titular como «El colegio de subnormales de San Blas, asaltado frecuentemente por delincuentes juveniles». Es un término con demasiadas capas de polvo. Y hace tiempo que no se usa para designar a nadie en particular. Un insulto despojado de toda diferencia entre personas. Sirve para un ministro y para un cura. Para una misma, como esa app de Trump para autodeportarte. Una palabra preciosa a la que no han podido meter mano los igualadores. ¿Subnormala? Y eso que sería fantástica como insulto. Subnormal y mala.
Dice Javier Pérez Pérez Andújar que en España se ha leído demasiado superficialmente a Mortadelo y Filemón y que todo lo malo que ahora ocurre quizá sea producto de ello. Muy de acuerdo. Qué sabré yo, que soy subnormal. Pero los subnormales, como los enanos de Monterroso, tenemos un sexto sentido para detectarnos.
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