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Perdigones de plata

Perejil

Bajo Aznar se desplegaron luces y sombras, pero con lo de Perejil acertaron

Financiación sideral

Entretenimientos puticlubescos

Ramón Palomar

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Me tragué los tres capítulos del tirón con el frenesí de ese marido que se marcha al bar a pimplarse media docena de chupitos de tequila porque acaba de descubrir unos frescos cuernos sobre su testa, ramaje frondoso que le desespera y le arrastra hacia ... la barra para olvidar el disgusto. La mayoría de los tíos, ante las desgracias, abrazamos la autodestrucción al menos durante un par de horas de lloros y mocos frente a un camarero que nos mira escéptico mientras nos susurra, si es de la vieja escuela, lo de «pues yo creo que ya va usted servido, caballero».

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