Primero Hitler, después Stalin

Renegar de Vox –como de cualquier partido– no es solamente legal, sino legítimo y necesario en democracia. Lo que no me parece tan claro es aquello de la gran coalición PP-PSOE. En abstracto reduce a la nada la voluntad de quienes no son afines a esta partitocracia sólo en apariencia bipolar. En la práctica, sabemos que la coalición sería con Sánchez, al que ya tenemos más que calado. Ni coaligándose lo mejor de cada partido se solucionaría el problemón –yo diría que ya irrevocable, por el grado de permeabilización y aceptación social que tiene– del independentismo. Desde Navarra contemplamos aterrados este asunto. Si nos prestaran más atención sabrían que seremos el siguiente foco de conflicto independentista. A pesar de vivir aquí, casi prefiero otra legislatura sanchista: se vienen recortes y (más) vacas malas. Quizá así España salga de ese sueño de la razón que vuelve a producir monstruos.

Un par de comentarios a la derecha. Señor Feijóo, la avaricia rompió el saco, no digamos ya la soberbia. ¿Deplora la existencia de Vox? Normal y legítimo. Pero al enemigo y al terreno donde se combate hay que conocerlos. El PSOE apoyó a Sumar porque necesitaba sus escaños, haga lo propio: primero se acaba con Hitler, después con Stalin. Ayuso redujo el poder de Monasterio sin hacer ascos a VOX y copiando su desparpajo. Doña Isabel asumió hace tiempo que la izquierda jamás le tolerará. Jamás. Ustedes son fachas, fachas como Ciudadanos y UpyD. Cuide a sus votantes (actuales y potenciales), no a quienes les odian. Señor Abascal: tiene una base fiel que no le traicionará, entre ellos los jóvenes. Han sabido comunicarse estupendamente con ellos a través de Internet. Ahora vayan a por lo difícil: transmita a los indecisos que si quieren sacar a la izquierda de Moncloa el PP necesita un Vox fuerte. Aprenda a comunicarse con la gente mayor de 50 años, aquellos que votan al PP tapándose la nariz porque ustedes les dan miedo. Todo lo demás vendrá por añadidura.