el contrapunto
Del odio a la mordaza
El PP no debe proporcionar a Sánchez ni un miligramo de oxígeno, so pena de alimentar los caladeros de Vox
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La capacidad del PSOE para superarse a sí mismo no conoce límites. Ayer mismo, sin ir más lejos, la todopoderosa María Jesús Montero, larga mano de Pedro Sánchez en asuntos varios, empezando por el consistente en metérnosla en el bolsillo, tenía el cuajo de invitar ... a las formaciones políticas a «dejar de pensar en elementos partidistas y pensar en el interés general«. ¡Ella, muñidora junto a Bolaños y Cerdán de los pactos de la vergüenza firmados con Puigdemont con el único propósito de mantener en La Moncloa a su jefe! Ahora que el prófugo se revuelve ante la posibilidad de que un decreto desactive parcialmente la amnistía prometida, la vicepresidenta apela al interés general, a ver si el PP pica y le regala sus votos emulando sus propios errores de la legislatura pasada. Y en caso de que no lo haga, tal como se ha anunciado, para poder acusarle de perjudicar a los españoles priorizando su conveniencia. Allá ella. Hace muy bien Feijóo dejando que este nuevo Frankenstein se cueza en su propia salsa, porque no hay interés general mayor que impedir al presidente consumar el desmantelamiento de la nación acordado con sus socios, el asalto definitivo a la Constitución, que se producirá, inexorablemente, si la oposición se equivoca. El partido mayoritario no debe proporcionar a Sánchez ni un miligramo de oxígeno, so pena de alimentar los caladeros de Vox, cuyos excesos constituyen una justificación impagable de los abusos cometidos en nombre del 'progresismo'.
A muchos nos parecerá grotesco, infame o inaceptable, pero lo cierto es que episodios como el del muñeco apaleado frente a la sede de Ferraz, debidamente jaleados por sus medios afines, constituyen valiosas coartadas para este PSOE instalado en un cinismo sin precedentes. «Nos odian», se lamentan, lagrimando, los mismos que normalizaron el odio como instrumento de acción política al blanquear a Bildu/ETA y aceptar en el Ejecutivo a Podemos, introductor en España del 'jarabe democrático'. Proclamar a Sánchez o a los socialistas en general 'colectivo vulnerable' puede inducir a la risa, pero sirve a Patxi López de pretexto para intentar silenciarnos a quienes ejercemos nuestro derecho a la libertad de expresión al referirnos al líder representado en ese monigote. Para culparnos preventivamente de cualquier incidente posible y, sobre todo, para colocar sobre nuestras cabezas la espada de Damocles de la Fiscalía. Primero el victimismo, después la mordaza, con el auxilio indispensable de los tertulianos dispuestos a comprar ese mensaje tóxico.
La crítica no es ni ha sido nunca odio. Lo sabemos bien quienes hemos padecido los efectos de esa inquina en forma de amenazas contra nuestras vidas. Las manifestaciones pacíficas, tampoco, por más que algunas conductas arrimen agua al molino de lo que se dice combatir. Personalmente me inclino por la firmeza democrática, que requiere perseverancia, fortaleza y también inteligencia. Eso sí, sin piedad.