diario de UN optimista
El nuevo 'sheriff' ha llegado
Trump cuenta con sus partidarios en nuestro continente. Es su derecho. Lo que me parece inaceptable es afirmar que el nuevo 'sheriff' es la encarnación de un Occidente auténtico y la encarnación del liberalismo
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Iniciar sesiónSe llama Donald Trump Número 2, que no debe confundirse con la primera versión que conocimos de 2016 a 2020, Trump Número 1. El nuevo Donald Trump está decidido a cambiar el curso de la historia estadounidense y, por extensión, el de Europa occidental. ... Rodeado de una cohorte de ideólogos intransigentes, Trump 2 ya no se contenta con ser el tío de Estados Unidos, el aliado amistoso de Europa. Pretende introducir un nuevo orden a la altura de su ideología. Entramos, pues, en una era que no es una reproducción de la alianza tal y como la hemos conocido desde el final de la II Guerra Mundial. Recordemos que en 1945, tras haber librado a nuestro continente del nazismo, los militares y dirigentes de Estados Unidos sólo pensaban en volver a casa: un aislacionismo que ha sido una constante en su historia. Pero tras el nazismo llegó una nueva amenaza, el estalinismo, que los europeos se tomaron lo bastante en serio como para pedir a Estados Unidos que se quedara. Estados Unidos nos aportó seguridad y los medios para la reconstrucción. Podríamos llamar a este periodo que está llegando a su fin el del 'imperialismo consentidor'. Porque en los vagones de Estados Unidos no sólo había soldados y ayuda financiera, sino también una cultura transmitida por el cine y la música.
Desde 1945 nos hemos americanizado en nuestras costumbres y en la forma de gestionar nuestra economía, que es más capitalista y menos socialdemócrata. Aunque algunos se han quejado de esta americanización, reconozcámoslo, en conjunto ha sido un beneficio neto para nosotros, pues nos ha hecho más libres y prósperos. Pero el nuevo 'sheriff' considera, y esto es excesivo, que Estados Unidos ha sido manipulado por los europeos, que los europeos no han pagado lo que les correspondía por la seguridad proporcionada por Estados Unidos y por los beneficios de las innovaciones industriales copiadas de las empresas estadounidenses. Como precio de nuestra seguridad y prosperidad futuras, Trump 2 espera que los europeos destinen hasta el 5 por ciento de su producción nacional a financiar nuestra defensa común. Tras las negociaciones, este 5 por ciento se ha reducido al 3,5, lo que para algunos países como España supondrá un esfuerzo considerable. Estas inversiones en defensa común deberían disuadir las ambiciones de Rusia, pero también contribuirán a enriquecer las industrias armamentísticas de Estados Unidos; no tenemos suficiente capacidad industrial en Europa. Suministrándonos a Estados Unidos, no tendremos una defensa independiente; Washington se quedará con las llaves.
Trump 2 también espera que las empresas estadounidenses disfruten de privilegios manteniendo nuestras fronteras abiertas y absteniéndose de gravar los beneficios acumulados por las multinacionales con sede en Estados Unidos. Gravar los ingresos obtenidos por Microsoft, Amazon, Apple o Facebook en territorio europeo parecía legítimo, pero bajo la presión del nuevo 'sheriff', la Unión Europea lo abandonará. Se vulneran la seguridad y la economía, pero también la cultura política. A través de sus discursos y amenazas, Trump 2 está apoyando a ciertos partidos extremistas en Europa con la ambición de que nuestra cultura y nuestra política se alineen con la suya. Hablando claro, el nuevo 'sheriff' quiere que exaltemos nuestras supuestas raíces judeocristianas y nuestra masculinidad, que él cree encarnada.
Masculinidad, la nueva consigna socavada por el feminismo, la inmigración y nuestro gusto por el multiculturalismo. Según el nuevo 'sheriff', esta caricatura de la civilización occidental debe ser transmitida por los medios de comunicación y los partidos que le gustan: los que se unen a su nacionalismo, como Viktor Orbán en Hungría, Vox en España, la AFD en Alemania, los aislacionistas en Gran Bretaña, la derecha populista en Francia y los conservadores en Polonia y Eslovaquia. Interferir en nuestra vida política y cultural es, según Trump 2, un deber para salvarnos de nosotros mismos y reconectarnos con nuestros valores, con una singular fobia contra feministas y transexuales.
¿Cómo reacciona Europa ante esta ofensiva que no deja margen para la negociación? Europa no reacciona porque es incapaz de adoptar una posición unida. Los británicos intentan preservar su relación única con Estados Unidos; Polonia siempre ha contado con la protección de Estados Unidos más que con la de Europa; Alemania vacila; Pedro Sánchez no propone nada. Sólo el Gobierno francés clama en el desierto por un frente común para defender nuestra interpretación de la civilización occidental, nuestra seguridad y nuestra economía.
El nuevo 'sheriff' tiene sus partidarios en nuestro continente. Están en su derecho. Lo que me parece inaceptable, sin embargo, es la pretensión de que el nuevo 'sheriff' sea la encarnación de un Occidente auténtico y del liberalismo. No es liberal ni en su falta de humanismo, ni en su negativa a respetar la libre circulación de personas y bienes ni en su desprecio por la ley. ¿Occidental? No lo es, porque nuestra civilización, si bien conoce el nacionalismo y el fundamentalismo religioso, también se caracteriza por su espíritu crítico. La crítica y la autocrítica son las señas de identidad de la civilización occidental. No propongo escoltar al 'sheriff' de vuelta a su retiro de Florida. Pero como cualquier negociación es impensable con Trump 2 , habría que oponerle un frente liberal y occidental.
Por el momento, a falta de un liderazgo evidente, somos completamente incapaces de hacerlo. Recuerdo que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, los europeos se levantaron en solidaridad con Estados Unidos y proclamaron «¡Todos somos americanos!». Hará falta un 11 de septiembre a la inversa para que los trumpistas de Estados Unidos se den cuenta de que Occidente descansa sobre dos pilares, Estados Unidos y Europa. Si todos somos de alguna manera americanos, los americanos de Estados Unidos, por su origen y cultura, son todos de alguna manera europeos. ¡Vamos a recordárselo!
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