Cabeza fría
La calle ha roto con Sánchez
Los insultos al presidente en conciertos indican que genera más rechazo que apoyo: el principio del fin del sanchismo
Y si Salazar no acosaba a mujeres?
Pedro, la única salida es la puerta
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Iniciar sesiónAlgunos altos cargos socialistas están últimamente muy entregados a defender que «a Sánchez se le quiere». Insisten en que los ciudadanos diferencian el triángulo de Ábalos, Koldo y Cerdán del resto del PSOE y, sobre todo, del presidente del Gobierno: «en las agrupaciones lo ... que se dice es que Pedro tiene que seguir». Pero lo afirman de una manera un tanto mecánica, que suena a aprendida y que irremediablemente trae a la mente aquel refrán de «dime de qué presumes y te diré de qué careces». O, dicho de otro modo, hace sospechar si no será precisamente lo contrario y lo que está detectando Ferraz es que a Sánchez ya no se le quiere, que la calle ha roto con él. Esta es una idea aterradora para la cúpula sanchista porque si el rechazo al presidente del Gobierno ha superado las fronteras de la famosa M-30 madrileña y campa libre por las regiones, es cuestión de tiempo que los movimientos internos en contra vayan a más durante los próximos meses.
Los insultos espontáneos a Pedro Sánchez se han multiplicado de manera significativa desde que estalló el caso Cerdán y son un síntoma de que eso es lo que está sucediendo. Por señalar algunos ejemplos, porque es imposible incluir todos en esta columna, al presidente del Gobierno le lanzaron improperios desde los balcones cuando salía con su esposa del restaurante en el que se organizó la cena de la primera jornada de la Cumbre de la ONU en Sevilla. Begoña Gómez también fue insultada ante la vista de varios invitados a la cena y para acabar de arreglar la situación toda una presidenta del Banco Europeo de Inversiones como Nadia Calviño decidió encararse con los vecinos. Pasaje inédito que evidencia los nervios que hay en el sanchismo por cómo está digiriendo la calle el escándalo Cerdán.
No cuela decir que esos vecinos eran de Vox porque hace unos días el guitarrista de Mago de Oz, Víctor de Andrés, insultó al presidente del Gobierno durante un concierto y el público le siguió coreando un insulto todavía mayor. Esto de acordarse para mal del presidente en un concierto no fue un caso aislado porque en el festival Puro Latino las descalificaciones a Sánchez y a su familia empezaron a interrumpir la actuación de Juan Magán y la respuesta del artista fue acercar el micrófono para que pudieran escucharse todavía más alto.
Esta pequeña muestra lleva a tres conclusiones. La primera, que el caso Cerdán ha caído como una bomba atómica en el electorado del PSOE y que el alcance de su onda expansiva está aún por calcular. La segunda, que la tesis del triángulo corrupto no resulta creíble y que la percepción de los ciudadanos es que las mordidas y el machismo se encuentran extendidos dentro del PSOE. Y esto nos lleva a la tercera conclusión: Pedro Sánchez ha perdido la conexión que tenía con la calle, con los ciudadanos de a pie de izquierdas que le venían perdonando todo pero que no están dispuestos a hacer lo mismo con el caso Cerdán. Su figura genera ya más rechazo que apoyo y esto sí puede ser el principio del fin del sanchismo.
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