Galicia
Cinco jóvenes liberadas de una red de explotación de menores en Ferrol
Tres de las víctimas habían dado a luz hacía poco y eran amenazadas con que venderían a sus bebés si no obtenían más dinero
La Policía Nacional ha liberado a seis personas de origen rumano, cinco de ellas menores, que eran obligadas a mendigar en las calles de Ferrol en una operación en la que ha sido desarticulada la organización criminal responsable, con la detención de 20 personas, todas de origen rumano y del mismo clan familiar, por delitos de trata de seres humanos y mendicidad de menores, entre otros.
Las víctimas eran usualmente menores de entre 13 y 17 años que eran traídas de Rumanía bajo la promesa de contraer matrimonio con un miembro del clan familiar y de conseguirles trabajo en España. De esta manera, la organización obtenía la custodia de las menores que, al llegar a la Península, se convertían en «verdaderas esclavas para las familias de acogida», ha explicado este jueves la Policía.
Además, tres de las menores liberadas habían dado a luz recientemente y eran amenazadas con que venderían a sus bebés si no obtenían mayores limosnas, que los detenidos usaban en adquirir coches de alta gama.
Funciones diferenciadas
La investigación comenzó a principios del año 2013, cuando trabajadores de los Servicios Sociales del complejo hospitalario de Ferrol comunicaron a la Policía Nacional el ingreso en dicho centro de una menor de edad sin acompañar que se encontraba en avanzado estado de gestación.
La joven, de 16 años, desconocía totalmente el castellano y «parecía estar muy asustada», según el relato policial. En las primeras investigaciones de la Policía, se descubrió que la menor se encontraba a cargo de una familia de origen rumano afincada en Ferrol, cuyo líder contaba con un acta de declaración notarial rumana concedida por los padres de la niña que autorizaba para que ésta fuera trasladada a España.
Los agentes averiguaron que había otras menores de edad a cargo de miembros del mismo clan familiar y todas ellas estaban dotadas de la correspondiente acta de declaración notarial rumana necesaria para su custodia. La Policía precisa que todos los implicados tenían funciones diferenciadas para la consecución de los objetivos de la organización.
El grupo criminal se estructuraba en varias familias, dirigidas y coordinadas por un único hombre de 64 años de edad, «a quien recurrían ante cualquier contratiempo y al que obedecían ciegamente».
Aislamiento total
En el momento que las jóvenes llegaban a la localidad de Ferrol y su comarca, eran obligadas a trabajar para las familias en horarios que abarcaban todo el día, teniendo que cuidar de los niños, preparar comidas para todos los miembros del clan, realizar la compra, así como las labores del hogar, además de ejercer la mendicidad durante, al menos, ocho horas diarias.
Las condiciones de vida a las que estaban sometidas las víctimas «eran durísimas», según subraya la Policía, siendo constantemente vigiladas por mujeres mayores del clan. Además, estas también se encargaban de que las víctimas permanecieran en «total aislamiento» y en un estado de «absoluta dependencia» del clan. Todo el dinero que obtenían tenían que entregarlo a los dirigentes de cada familia.
