Galicia

Un mes de Compostela sin voz

Los locales de la zona vieja se quedaron sin música en directo el 20 de marzo, algo que ahora empiezan a retomar

jorge pan - Actualizado: Guardado en: Galicia

Los locales de la zona vieja de Santiago son desde hace décadas el epicentro de la vida lúdica y cultural de la ciudad. Desde los martes en los que la voz rasgada de Ricardo Parada inunda el espacio entre las cuatro paredes del histórico Momo de la calle Virxe da Cerca hasta las foliadas que llevan acordes folclóricos gallegos a los miércoles de la Casa das Crechas, las actuaciones musicales en directo marcan el ritmo de las noches compostelanas para deleite de parroquianos y turistas y, en ocasiones, exasperación de los vecinos. En los últimos años, a estos clásicos se han ido uniendo improvisaciones teatrales, monólogos cómicos y todo tipo de actuaciones del estilo.

Huelga decir que la ordenanza municipal sobre ruidos no ampara este tipo de actuaciones, pues la mayoría de locales de la zona vieja pertenecen al grupo I de la normativa de ruidos, es decir, aquellos en los que no se puede instalar ningún tipo de aparato de amplificación o altavoces, únicamente un hilo musical, un aparato de televisión o una radio.

Las actuaciones culturales de los locales del casco antiguo de la capital compostelana (agrupados en su mayoría en la Asociación Cultural Cidade Vella) se amparaban en un convenio firmado con el Ayuntamiento de Santiago y que se renovaba anualmente de forma casi automática. Pero este 2014 no fue así. El convenio no fue renovado, pues desde el Pazo de Raxoi pidieron más tiempo para estudiar las condiciones que lo rodeaban, y los locales quedaron sin amparo legal. Llevados por la fuerza de la costumbre, continuaron programando música como siempre, hasta que en marzo llegó, amparándose en la legalidad vigente, una multa de 1.500 euros al bar A Gramola.

Llegó el silencio

Así las cosas, el pasado 20 de marzo la Asociación Cultural Cidade Vella decide responder con el silencio. En un comunicado, anuncian que dejarán de programar actividades culturales «a la espera de una rápida solución del problema», reconociendo que «existe una clara voluntad por las dos partes de resolver la situación, que está pendiente de unos trámites burocráticos y administrativos».

Los primeros afectados, además de los clientes de los locales, fueron los músicos. «Algunos pueden dar cuatro conciertos por semana, lo que al mes les aporta algo más de 400 euros, que ya da para ir tirando», comenta una músico amateur.

El pasado 2 de abril, los locales decidieron reanudar su programación, «en vista de que las negociaciones se dilatan». Aun así, la normalidad no ha acabado de llegar a unos establecimientos que han rebajado su ritmo.

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