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La vida de Trigón, la mayor brecha de Rusia en la Guerra Fría: una historia entre Moscú y una hija española

Un diario escrito por su puño y letra y el relato de Alejandra Suárez nos da acceso directo a la red de intrigas que rodearon a este erudito convertido, por casualidad, en un agente de primer orden

El viaje a Rusia de la hija española del espía que dinamitó el Kremlin para encontrar a su familia

El espía de la CIA en el corazón de Rusia, Trigón julián de velasco tobar
Alexia Columba Jerez

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Mientras observaba cómo se le congelaban las manos, Aleksandr Ogoródnik no sabía que los dolores de pecho, el insomnio y la caída del pelo eran la mejor prueba de su éxito como espía. Paseaba de noche por las frías calles de Moscú, dejando como ... único rastro el vaho de su respiración tras de sí. Estaba ocupado buscando un 'buzón muerto' donde ocultar información crucial que llegaría al escritorio del mismísimo Henry Kissinger y al Despacho Oval de la Casa Blanca. Una vergüenza para Moscú que aún duele y sigue viva con un nombre, el de su hija. En realidad, esta es una historia a dos voces, la de un agente del KGB que en realidad trabajaba para la CIA, de nombre en clave Trigón. Y la de Alejandra Suárez que descubrió tarde quién era su padre, el mayor espía de su época. Toda su vida su madre le había dicho que el retrato que permanecía sobre la cómoda era el de su padre, un matemático alemán muerto en un accidente.

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