El terrorista que mató a tres personas en Solingen tenía orden de deportación

Bulgaria era el país que legalmente debía hacerse cargo de él y las autoridades alemanas cursaron la correspondiente solicitud de deportación a las búlgaras. El país accedió y debería haber sido trasladado allí, pero la deportación, como ocurre en cientos de miles de casos en Alemania, cuyas fuerzas de seguridad no pueden ocuparse de localizar, detener y deportar por la fuerza a los refugiados que evitan el traslado, no se llevó a cabo. Había huido de su albergue de refugiados y se había escondido.

Este mes de agosto, el plazo de transferencia expiró y Alemania quedó como responsable civil subsidiaria a efectos legales. Durante el largo proceso burocrático, el joven sirio se radicalizó hasta el punto de irrumpir con un cuchillo el pasado viernes en una Fiesta de la Diversidad celebrada en Solingen y asesinar a tres personas, además de herir gravemente a otras nueve. El caso pone en evidencia la política de deportaciones, papel mojado, y sin duda alimentará el voto a la extrema derecha en las próximas elecciones regionales de Turingia y Sajonia.

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Rosalía Sánchez

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Issa al H. logró burlar el enorme dispositivo policial de búsqueda que la policía alemana había desplegado en el centro de Solingen durante veinticuatro horas. Sólo después de que Daesh reivindicase el atentado, en su canal de propaganda Amak, hablando de un ataque por «venganza» y dirigido a un «grupo de cristianos», se entregó voluntariamente a la policía. Sencillamente se acercó caminando hasta una patrulla y dijo en torpe alemán: «Soy el hombre que tú buscas». En ese momento llevaba todavía la ropa manchada de sangre.

El presunto terrorista fue trasladado ayer mismo a Karlsruhe, esposado por los tobillos y bajo las máximas medidas de seguridad, y allí fue ordenada su detención. Está siendo investigado por el fiscal general por tres asesinatos, un intento de asesinato múltiple y pertenencia a grupo terrorista.

«Issa Al H. comparte la ideología de la organización terrorista extranjera Estado Islámico (Daesh) y se unió a la organización en un momento que actualmente no puede determinarse con precisión, antes del 23 de agosto de 2024», informó un portavoz de la Fiscalía después del primer interrogatorio, «debido a sus creencias islamistas radicales, tomó la decisión de matar, apuñalando en el cuello y en la parte superior del cuerpo, al mayor número posible de personas que, desde su punto de vista, eran infieles».

Como cabía esperar, políticos de distintos partidos emitieron mensajes de condena y se enzarzaron ayer en un improvisado debate sobre las consecuencias que se debe sacar del atentado. En un correo electrónico, encabezado con el asunto «¡Basta!», el presidente de la CDU, Friedrich Merz, comentó que la 'coalición semáforo' de Olaf Scholz lleva varias semanas discutiendo un endurecimiento de las leyes sobre armas y una posible prohibición de los cuchillos en espacios públicos que, a su juicio, es insuficiente. Concluyó que el problema no son los cuchillos, «sino las personas que los llevan» y en su «motivación islamistas radical». En el texto pide al gobierno que «trabaje con nosotros para tomar decisiones rápidamente y sin más demoras que tengan como objetivo consistente prevenir nuevos ataques terroristas». «Se puede deportar gente a Siria y Afganistán», dijo, «no aceptaremos más refugiados de estos países».

Merz exige controles fronterizos «permanentes» y rechazos «consecuentes», que todo refugiado que viaje desde Alemania a su país de origen «pierda inmediatamente todo estatus de residencia» y que los delincuentes que deban abandonar el país permanezcan «indefinidamente bajo custodia de deportación». En tono de campaña, Merz prometió «poner fin inmediatamente a las naturalizaciones más fáciles y evitar fundamentalmente la doble nacionalidad».