Primeros roces de Trump con su partido por las deportaciones que afectan a venezolanos, cubanos y nicaragüenses

El viernes, el servicio migratorio de Estados Unidos publicó nuevas directrices que permiten acelerar la deportación de cientos de miles de inmigrantes que ingresaron al país bajo el programa de asilo implementado durante la Administración de Joe Biden. Estas medidas afectan especialmente a ciudadanos de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití, quienes ahora podrían ver revocado su residencia temporal, incluso si están trabajando legalmente y tienen patrocinadores en el país. La nueva política autoriza a los agentes a priorizar la expulsión de quienes no hayan solicitado asilo dentro del primer año tras su llegada. Más de un millón de migrantes que entraron bajo el programa de 'parole' humanitario de la Administración Biden podrían enfrentarse a la deportación. De ellos, 531.000 exiliados de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití entraron al país bajo este programa.

Una estrecha aliada de Trump, la diputada María Elvira Salazar, de Florida, instó al Departamento de Seguridad Nacional a garantizar la protección de los inmigrantes cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos afectados por las nuevas directrices migratorias. Salazar pidió por carta que se permita a estos grupos, especialmente aquellos sin antecedentes penales y con casos pendientes, concluir sus solicitudes de asilo de acuerdo con la ley.

La diputada subrayó la importancia de mantener el programa de protección temporal para estos inmigrantes y destacó que muchos huyen de regímenes socialistas. Salazar representa a un distrito que alberga a una significativa población de estadounidenses de origen cubano, venezolano, nicaragüense y haitiano, que votaron a Trump de forma apabullante en las pasadas elecciones.

En su regreso a la Casa Blanca, el presidente ha evitado críticas directas a las dictaduras de Cuba y Venezuela, centrando sus esfuerzos en acelerar las repatriaciones. Cientos de indocumentados han sido deportados en vuelos militares a países como Guatemala. Estados Unidos también planificó vuelos a Colombia, pero el presidente Gustavo Petro rechazó la medida en último momento, desencadenando una confrontación diplomática: Washington decidió suspender temporalmente la emisión de visados en su consulado en Bogotá.

La incógnita ahora es si Trump busca un acuerdo con la dictadura de Maduro para deportar a inmigrantes venezolanos indocumentados con antecedentes. Ric Grenell, uno de sus asesores y encargado de misiones especiales, ha confirmado que ha iniciado contactos con el régimen chavista. Hasta el momento, Trump ha evitado pronunciarse sobre su estrategia hacia Venezuela. Consultado por ABC el lunes, el presidente se limitó a señalar que, por ahora, su intención es detener las compras de crudo venezolano.

El nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, conocido por ser uno de los mayores críticos del régimen de Maduro durante su etapa como senador por Florida, tampoco ha definido una nueva política hacia Venezuela. Su primer viaje oficial estará enfocado en otras naciones de América Latina, como Panamá, donde se espera que negocie un acuerdo más favorable para Estados Unidos en el uso del canal marítimo.

Los diputados de Florida no son los únicos en criticar a Trump dentro de su propio partido. El viernes, tres senadores republicanos votaron en contra de la confirmación de Pete Hegseth, candidato de Trump para liderar el Pentágono. Hegseth.

La pérdida de estos tres votos republicanos dejó un empate en el Senado, compuesto por 100 escaños. Al rechazo de las senadoras centristas Lisa Murkowski y Susan Collins se sumó el conservador Mitch McConnell, exlíder de la bancada republicana. Con el resultado empatado 50 a 50, el vicepresidente, JD Vance, tuvo que emitir el voto decisivo, una facultad que le otorga su cargo. Este nivel de disidencia dentro del partido podría complicar significativamente la capacidad de Trump para avanzar con su agenda legislativa.