El hombre que se perdió en Madrid y reapareció en Ucrania
Nació en Ceuta, se alistó en el Ejército, fue camarero, agente inmobiliario, feriante y vagabundo. Fue visto por última vez en 2015 y, ahora, 'resucita' en medio de una guerra, oficiando de cocinero y traductor. Una vida de novela
Miguel Ángel Delgado Montero vive en Jersón con Bastet, su gata
«Pon mi nombre completo, si quieres, pero te aviso de que igual a la Policía le salta alguna alarma». Miguel Ángel Delgado Montero fue visto por última vez en 2015 en Madrid. Ahora trabaja en un supermercado en Jersón, en el frente sur de ... la guerra en Ucrania.
2019-2022: Paz y guerra (y ocupación rusa)
El traductor sabe de un español que vive en Jersón; dicen que es un pescador de Vigo. Sin embargo, Miguel es ceutí y no es pescador. De Ceuta se llega a Vigo porque a los ucranianos les sonará más el Celta de Vigo que el enclave, y la similitud fonética hace el resto. Lo de pescador quizá porque el supermercado donde trabaja hasta hace poco era una pescadería, y luego la gente llena los huecos de la historia como le parece.
Llegó a Ucrania el 19 de abril del 19, y antes de Jersón pasó por Leópolis y por el Donbass. Cuando comenzó la invasión a gran escala, optó por quedarse: «Yo he sido soldado también... Y tengo aquí colegas y la situación es jodida para todos, y ya que estábamos por aquí, pues nos quedamos». Entre 2002 y 2005, Miguel estuvo en el Ejército, en los Regulares de Ceuta, pero en Ucrania no ha cogido las armas: «Si se da la situación, y por eso estoy aquí... aquí estoy yo. Si mis compañeros se ven en la movida, yo me tengo que meter».
Los rusos llegaron a Jersón desde Crimea en pocos días, y en pocos días la conquistaron: «Hubo combates al principio y nos dejaron encerrados a todos. Salía de vez en cuando a mirar, y dos días después ya se podía salir a comprar tabaco y comida. Tiroteos no pude ver, sólo lo que mandaban por Viber [aplicación similar a Whatsapp], lo poco que algunos podían grabar. Duró tres o cuatro días». Luego las tropas rusas ocuparon la ciudad durante más de ocho meses, y se han denunciado torturas y un millar de ejecuciones perpetradas durante ese tiempo. A diferencia de otros lugares ocupados, en Jersón la represión fue salvaje pero no indiscriminada: las víctimas fueron activistas, políticos y combatientes, aunque luego afecta a aquellos que están en el lugar y en el momento inoportunos.
Miguel es cocinero y dependiente en LikeFish. Han estado abiertos todo el tiempo, también durante la ocupación: «La gente tenía que seguir viviendo. Podían tener miedo al Ejército ruso, pero hacían vida normal». Los soldados rusos también acudían a su tienda: «Venían a comprar, y evidentemente no se les podía impedir. Tuvimos algún problema al principio, reventaron la puerta. Se llevaron algunos productos, pero no arrasaron con todo».
Miguel Ángel Delgado Montero
El 9 de noviembre pasado, cuarenta días después de que Moscú oficializase la anexión de la región de Jersón, el Ejército ucraniano recuperó la ciudad sin oposición: «Me sorprendió. Se fueron unos y llegaron los otros y ya está». Las tropas rusas retrocedieron y se posicionaron en la orilla opuesta del río Dniéper, que delimita la ciudad por el este. El río es una frontera natural y los puentes están destruidos (no sólo metafóricamente), de modo que los avances son aquí más difíciles y la línea del frente no se ha movido desde entonces. Sin embargo, acechan los francotiradores y, sobre todo, la artillería: «Ha mejorado bastante la situación, pero tenemos bombas cayendo todavía, todos los días se escucha una, dos, tres...».
Miguel vuelve al trabajo. Drujok, un perro callejero que tienen medio adoptado, duerme en la entrada del supermercado.
1982-2019: La vida de Miguel Ángel y de sus fortunas y adversidades
La primera entrada de Google al escribir su nombre completo es su página de Facebook. En la foto de perfil tiene a Beerus, un personaje de Dragon Ball Super, una secuela del anime poco conocida en Europa. La ubicación que aparece es Madrid, y la cuenta está inactiva desde agosto de 2015. Coincide con los datos del cartel de la Asociación Sosdesaparecidos que alerta de su búsqueda: «Desaparece en el 2015 en Madrid». En España se denuncian unas 20.000 desapariciones anuales, pero un 95% se resuelven durante el mismo año. Según el último informe del Centro Nacional de Desaparecidos, a finales de 2021 había 3.483 denuncias activas de al menos un año de duración. Ocho años después de su desaparición, Miguel vive en Jersón con Bastet, que es como se llama su gata y también una diosa egipcia. Es un piso pequeño en un gran bloque gris rodeado de verde: las paredes están empapeladas en beige.
Un cartel alerta de su desaparición en marzo de 2015 en Madrid
Nació en Ceuta, pasó parte de su infancia entre Tarifa, Hospitalet y el Raval, y a los doce años volvía a Ceuta: su padre era guardia civil. A los veinte, se alistó en el Ejército, y lo dejó tres años después para ir a Granada a estudiar Historia del Arte. El segundo año no obtuvo beca, así que comenzó a compaginar estudios y trabajo y acabó dejando los estudios. Fue camarero, agente inmobiliario y comercial; luego volvió a Ceuta y, de allí, a Almansa, en Albacete. El primer cartel que denunciaba su desaparición le situaba en Almansa en 2014.
Rompió con todo y se fue a Madrid: «Corté todos los vínculos. No sé... situación familiar, laboral, política... todo. No es que hayamos sido una familia modelo, ya venía de antes». En Madrid estuvo un año: «Estuve mendigando, viviendo en la calle, pero poco porque fui a un centro de día para personas sin hogar, y también estuve en albergues de Cáritas. Trabajé para ellos de mensajero. Tuve un accidente de moto, me partí el hombro, no me renovaron el contrato y decidí largarme de España». Comienza una travesía de cuatro años rumbo al norte.
Miguel Ángel Delgado Montero
En Narbona, sur de Francia, vivió y trabajó en una comunidad para gente sin hogar. De allí fue a París y vivió en las afueras, en la calle: «Antes de salir de España, me compré una tienda de campaña porque sabía que iba a quedarme en la puta calle». Continúa el viaje hacia el noreste: trabaja en un kebab en Reims y en Etain vuelve a vivir en la calle; y llega a Luxemburgo. En Luxemburgo es feriante, está en las paradas de comida, y luego vuelve a la restauración convencional. En 2019 conoce por internet a una ucraniana; la cosa no fue a más, sentimentalmente.
2023: Metaentrevista
Si bien el encuentro con Miguel es atribuible al azar, o a la Providencia, es su elección contar su historia y que se publique su nombre: «Si me escriben [autoridades o asociaciones de España], pues que estoy trabajando y no quiero volver». Cuando llegó a Ucrania en 2019, en la frontera les saltó el aviso de que constaba como desaparecido pero que tampoco tenían que hacer nada de ello. Sin embargo, no le dijeron nada cuando, en 2016, renovó el pasaporte en el Consulado General de España en París.
¿Y la familia? «Tampoco voy a decir que ahora retomo la relación con mi madre, con mi padre, con mis hermanas... No espero que cambie nada en ese aspecto». No se plantea volver a España, pero tampoco lo descarta si consiguiera un buen trabajo. «Tengo dos hermanas. Sé que tengo dos sobrinos, de la mayor; de la pequeña no lo sé. La mayor ya en 2014 había tenido dos niños, a lo mejor ha tenido un tercero...». Bastet maúlla, y Miguel le contesta.
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