El globo espía chino podría haber penetrado en EE.UU. por error, según 'The Washington Post'

La presencia del globo espía fue reconocida el pasado jueves 2 de febrero por el Pentágono, que aseguró que se trataba de un artefacto chino que volaba a gran altitud y que en su trayectoria había pasado sobre el estado de Montana, que alberga una gran concentración de silos nucleares.

El asunto reavivó las tensiones entre China -reconoció que el globo era suyo, pero defendió que tenía naturaleza científica- y EE.UU., cuyo secretario de Estado, Antony Blinken, suspendió la visita que tenía prevista para ese mismo fin de semana a Pekín.

Dos días después, un caza de combate derribó el globo después de que hubiera atravesado todo el EE.UU. continental y estuviera en el Atlántico, sobre las aguas que bañan a Carolina del Sur.

Con el paso de los días, EE.UU. reveló que China mantiene un programa de vigilancia de instalaciones militares con este tipo de artefactos en los cinco continentes, que afecta a cuarenta países. También reconoció que en los últimos años han advertido de la presencia de estos globos a gran altitud en otras zonas de EE.UU., como Guam y Hawai, en el Pacífico, o Texas y Florida, en el EE.UU. continental.

China, por su parte, reaccionó con acusaciones a Washington de que había localizado diez globos estadounidenses en los últimos años sobre su territorio. Es algo que la Casa Blanca rechazó con contundencia.

Según la información del 'Post', el ejército y las agencias de inteligencia de EE.UU. habían seguido la trayectoria del globo desde que partió de la isla de Hainan, en el sur de China. Desde allí observaron una trayectoria hacia el este que llevó al globo por encima del archipiélago de Guam. Pero, en lugar de seguir esa ruta, el globo se fue de forma imprevista hacia el norte, hacia las Islas Aleutianas y Alaska. Un frente de vientos fuertes del sur empujó después al globo hacia el estado de Idaho, después de cruzar Canadá. Después llegó a Montana, donde fue detectado por civiles.

Fuera su trayectoria o no por accidente, las autoridades de EE.UU. tienen claro que el globo tenía un objetivo de espionaje y que China podría haber utilizado sus capacidades de vigilancia tras violar el espacio aéreo estadounidense.

La presencia del globo en los cielos de EE.UU. ha tenido otras derivadas. Supuso una crisis política para Biden, a quien los republicanos acosaron con críticas de haber tardado demasiado en derribar el globo -las autoridades dijeron que no querían correr riesgos de provocar daños personales o físicos si lo hacía sobre el territorio- y de ser débil con China.

Pero, a su vez, es imposible separarlo del derribo de tres objetos voladores no identificados el pasado fin de semana. EE.UU. todavía no ha aclarado la naturaleza de esos artefactos, más pequeños y que volaban a menos altitud que el globo chino, pero han dejado claro que no creen que pertenecen a China. Según el portavoz de seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, la «teoría dominante» en la inteligencia de EE.UU. es que son de naturaleza «comercial o científica» y que son «benignos».

Ante la profusión de teorías que han calado en EE.UU. sobre el origen y la naturaleza de esos objetos, la Casa Blanca ha insistido en que no hay «indicaciones de que se trate de actividad alienígena o extraterrestre».