Argentina elige presidente en un clima en el que conviven el fervor y el miedo

En las calles de Argentina se respiraba un clima entre el entusiasmo y el temor. Buena parte de los ciudadanos se ilusionaba con la posibilidad de un cambio tras dos décadas de kirchnerismo, mientras que una gran masa de la población temía por el ascenso al poder del excéntrico Milei, que ha sabido capitalizar la bronca de los argentinos con una campaña de claros tintes populistas. Un sector de la ciudadanía teme incluso la posibilidad de un retorno de la dictadura.

Apenas pasado el mediodía, los tres políticos con más posibilidades de acceder al codiciado sillón de Rivadavia de la Casa Rosada –de acuerdo a los resultados obtenidos en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias– ya habían depositado su voto. El último en hacerlo fue Milei, que se acercó a las urnas acompañado por una especie de procesión, constituida sobre todo por jóvenes, que seguía su vehículo al grito de «Milei presidente», además de cantarle el «feliz cumpleaños» –que ha sido justamente este domingo–.

Al igual que en su acto de cierre de campaña, ocurrido el pasado miércoles en Buenos Aires, el candidato realizó declaraciones como si ya fuese presidente electo. «Estamos en condiciones de hacer el mejor gobierno de la historia», aseguró, e intentó captar los últimos votos antes de que cerraran las urnas: «Invitamos a la gente a que vaya a votar a lo largo del día, que no dejen que otros decidan por ellos».

Poco antes del mediodía, le tocó al candidato por el oficialismo, Sergio Massa, que fue a votar junto a su esposa, Malena Galmarini. El actual funcionario se mostró cauteloso a la hora de hacer declaraciones a la prensa y aseguró que «Argentina vive hoy un día muy importante. En esos cuatro o cinco minutos se representa la definición del futuro de los próximos cuatro años». Acto seguido, buscó enviar un mensaje de calma a la población que teme, entre otras cosas, que los resultados electorales afecten aún más la estabilidad económica, lo que ha llevado a muchos argentinos a adelantar compras en la semana, incluso en el supermercado por temor a los faltantes. «El lunes la Argentina sigue», dijo.

Casi en el mismo horario que el candidato por el kirchnerismo, emitió su voto Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio. Consultada por los medios, se mostró confiada en la posibilidad de alcanzar la posibilidad una segunda vuelta en noviembre: «Espero que haya la decisión de un cambio dentro del sistema oxigenado. Y empezar desde mañana, se supone, un 0 a 0 hasta el 19 de noviembre». Unas horas más tarde, arriesgó, segura: «¿Cómo me voy a retirar si voy a ser la presidenta?».

Si bien en estas estas elecciones han decidido no pelear por la presidencia, también ha tenido mucho peso la presencia de los principales líderes políticos tanto del oficialismo como de Juntos por el Cambio. Es el caso del expresidente Mauricio Macri. Tras emitir su voto, el político y empresario recibió tanto aplausos como insultos. Detrás de las cámaras televisivas que se peleaban por tomar sus imágenes, el exmandatario recibió gritos de «chorro» (ladrón) y reclamos tales como «devolvé la plata (dinero) del FMI», aunque también hubo quienes lo felicitaron.

Por su parte, Cristina Kirchner aprovechó la jornada electoral para despegarse de la gestión del actual presidente. Consultada por un periodista por su gobierno, la actual vicepresidenta disparó: «Son públicas y notorias las diferencias que hemos tenido (con Alberto Fernández) desde 2020. Dije que era necesario alinear precios, salarios, tarifas y jubilaciones, pero no fui escuchada». Y añadió: «El que decide siempre es el presidente. Yo creo que mis gobiernos fueron muy bien recordados».