Quién es Patricia Bullrich, la conservadora con un pasado peronista que espera frenar a Milei en las elecciones argentinas

A la espera de si la situación se resuelve este domingo o si, previsiblemente, hace falta una segunda vuelta (que se produciría en 30 días, es decir el 19 de noviembre), lo innegable es que el 10 de diciembre el nuevo gobierno tiene que tomar las riendas del país.

La cita electoral tiene en esta ocasión a tres candidatos. El candidato oficialista y actual ministro de Economía, Sergio Massa, el economista y tertuliano de la derecha populista Javier Milei, que según varias encuestas es el mejor posicionado, y la conservadora Patricia Bullrich, que parece que podría quedar en tercer lugar pero no a mucha distancia de los otros dos aspirantes.

Ella es, seguramente, la candidata que ha conseguido menos foco de los tres, ya que ni ha tenido el foco mediático por tratar de dirigir las finanzas del país en esta profunda crisis económica ni ha llegado a la política con sus polémicas y salidas de tono. Bullrich (Buenos Aires, 1956) es la candidata de Juntos por el Cambio, la fuerza opositora al peronismo. Fiel a su partido y defensora del legado de Mauricio Macri, ha tratado precisamente de centrar su discurso defendiendo que su rival es el kirchnerismo y no Milei, al que acusa de tener promesas «malas y peligrosas».

Su trayectoria política no es nueva. Y es que a principios de los 200 Bullrich fue ministra de Trabajo durante un año, además de otros cargos importantes de manera más fugaz. Nunca se desenganchó del partido y ya en 2015, durante el gobierno Macri, cogió las riendas del ministerio de Seguridad, que lideró hasta 2019. Antes, de joven, se había licenciado en Humanidades y Ciencias Sociales y, tras décadas de más formación, acabó recibiendo el título de Doctora en Ciencia Política.

Con raíces gallegas por parte materna, tiene una amplia familia: sus padres se divorciaron y tiene, en total, seis hermanos. Desde pequeña quiso dedicarse a la política, como afirma en sus Memorias, y quizás tuvo que ver que dos parientes suyos fueran intendentes de la ciudad de Buenos Aires y que también tuviera a cuñados vinculados a las guerrillas peronistas.

En su juventud jugó al hockey sobre hierba y su dedicación era tal que llegaron a convocarla para un Mundial, en 1973, pero que decidió abandonar al equipo nacional para centrarse en su actividad militante. Prueba de ello es que con 17 años, cuando todavía estudiaba y empezó a trabajar a tiempo parcial en una cadena de comida rápida, empezó a militar en el ala juvenil de la Juventud Peronista (JP), aunque nunca iba con las facciones armadas que tuvo.

Gracias a su activismo acabó conociendo, en 1975, a Marcelo 'Pancho' Langieri, militante entonces de la organización guerrillera Montoneros y que fue su primer marido. Ese mismo año estuvo detenida durante meses por pintar un grafiti en una facultad y durante la dictadura militar se exilió. Pasó etapas en México, Brasil y España, hasta que volvió a su país al acabarse la guerra de las Malvinas.

Su etapa militante pasó a la historia con el paso de los años. «Del peronismo me fui porque sentí que era un movimiento corporativo cerrado, que no creía en la democracia ni en las instituciones», llegó a asegurar en una entrevista. De aquí a que saltara del radicalismo al macrismo. Desde su entorno se destaca de ella que ha nadado en varias aguas para tener clara cuál es la línea que debe seguir el país.

Ya en su segunda etapa en política institucional, en 2017, se vio envuelta en varias polémicas por actuaciones policiales, entre las que destacaron la desaparición de Santiago Maldonado, un activista, durante una protesta pot la comunidad mapuche en Chubut que apareció muerto en un río, y el conocido como caso Chocobar, por la muerte de un ladrón disparado por un policía.

Sus controversias fueron más allá de lo que tenía que ver con la seguridad. Y es que entonces fue acusada de colocar a allegados suyos en puestos administrativos e institucionales, entre ellos el de su único hijo Francisco, que ahora tiene 44 años, y que tuvo que dejar el puesto. Francisco, por ese motivo, se puso en el foco mediático, algo que ha esquivado más, por cierto, su segunda pareja, Guillermo Yanco, un abogado mediador con el lleva más de 25 años y con el que cuentan que no ha formalizado su relación en el Registro Civil.