Biden suspende en inmigración, una crisis que amenaza el futuro político de Harris
Solo el 24% de los estadounidenses aprueba su gestión de la entrada de menores no acompañados
Joe Biden ha dejado claro en sus dos meses y medio en la Casa Blanca que tiene claro dónde poner sus fichas políticas en el comienzo de su presidencia: atajar la crisis sanitaria y económica de la pandemia de Covid-19, acelerar la ... campaña de vacunación e impulsar un plan de infraestructuras multimillonario. Son objetivos populares y que benefician de forma prioritaria a la clase media trabajadora, un electorado -en especial, entre la población blanca - que con la irrupción de Donald Trump se ha ido al partido republicano.
La inmigración , sin embargo, es otra historia. Biden llegó al poder con una agenda reformista muy ambiciosa, que incluía la regularización de once millones de inmigrantes indocumentados y una actitud mucho menos combativa con los inmigrantes que la de su antecesor. El asunto se ha convertido en su principal quebradero de cabeza, con una crisis en la frontera Sur: en marzo, el número de aprehensiones de indocumentados en los pasos fronterizos fue el mayor en quince años, muchos de ellos menores no acompañados.
Biden ha repetido que tratará de forma humana a los menores y familias y el resultado ha sido la llegada de gran número de inmigrantes a la frontera. Al contrario que sus otras políticas, los planes migratorios de Biden no son populares. Hace semana y media, el presidente de EE.UU. buscó contener el daño político de la situación en la frontera -se ha convertido en el grito de guerra de los republicanos para recuperar poder en el Congreso en las elecciones legislativas del año que viene- y le pasó la patata caliente de la inmigración a su vicepresidenta, Kamala Harris .
Una encuesta publicada ayer demuestra que es un encargo peligroso. Solo el 42% de los estadounidenses aprueba la gestión de Biden en inmigración, según el sondeo de AP-NORC, y solo el 44% está contento con la seguridad en la frontera. Los números son especialmente malos en lo que se refiere a sus actuaciones sobre los menores que cruzan la frontera sin la compañía de adultos. Solo el 24% le da un aprobado, mientras que el 40% desaprueba su gestión y el resto está indeciso. Los dos asuntos prioritarios para los estadounidenses en inmigración son la reunión de las familias separadas en la frontera y dar un trato seguro a menores acompañados, justo en los que peor nota recibe Biden.
El talón de aquiles de Biden-Harris
Son indicadores muy por debajo del resto de la gestión del presidente de EE.UU., que tiene el visto bueno del 61% de los estadounidenses, incluidos la práctica totalidad de los votantes demócratas y buena parte de los independientes. En otros asuntos clave, como la lucha contra la pandemia (73% de aprobación) y la política económica (60%), su nota es mucho mejor que en inmigración.
Parte de la agenda política de Biden en lo que se refiere a inmigración es enfrentar el origen de raíz, es decir, las causas por las que los inmigrantes dejan sus países para atravesar la frontera sin documentos. La gran mayoría de ellos provienen de países de Centroamérica. En especial, del llamado Triángulo Norte: Guatemala, Honduras y El Salvador .
El mandato de Biden a Harris es que lidere los esfuerzos diplomáticos con esos países y con México -cuyo territorio atraviesan hasta llegar a la frontera de EE.UU.- para contener el flujo de inmigrantes. Su responsabilidad no afecta a los asuntos más comprometidos, como la seguridad en la frontera, la normalización de los procesos de asilo o la gestión de los menores y de las familias detenidos.
Pero los republicanos no han tardado en señalarla como la responsable del éxito o del fracaso de toda la política migratoria de Biden, no solo de las iniciativas diplomáticas en Centroamérica.
El papel de Harris en inmigración podría minar su capital político , que es mucho más que una vicepresidenta. Era evidente que la elección de Biden para su segunda suponía también la de una sucesora en potencia. Biden tiene 78 años y es muy posible que no busque la reelección, a la que concurriría con casi 82 años. Harris, la primera mujer y la primera persona negra en el cargo, sería la favorita inmediata para la nominación demócrata en 2024.
Unir su suerte a la de la política migratoria de Biden es una apuesta complicada. Los republicanos y sus medios afines convertirán la crisis en la frontera en la crisis que Harris no es capaz de contener. Con la llegada del buen tiempo, es previsible que el número de detenciones en la frontera y la cantidad de menores en custodia del Gobierno se dispare todavía más.
De momento, Harris ha optado por mantener un perfil bajo y no ha dado ninguna rueda de prensa desde que juró su cargo como vicepresidenta (Biden ha tardado más que cualquier antecesor en conceder la primera). Tampoco después de recibir el encargo sobre diplomacia migratoria, un asunto que le va a perseguir durante meses.
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