Volantazo a la inmigración en Estados Unidos para acoger a 11 millones de ilegales

Esa amnistía es la medida más ambiciosa de una agenda migratoria que retoma e incluso intensifica la política aperturista de la era de Barack Obama, que ya provocó inquietud entre las filas republicanas. De hecho, Trump ganó las primarias y las elecciones de 2016 prometiendo duras restricciones migratorias para estimular el empleo entre los ciudadanos y residentes legales, tras años de destrucción de puestos de trabajo en el Medio Oeste. El anuncio en sí mismo de esa amnistía es ya polémico de entrada, porque para aprobar semejante medida, el presidente necesita al Capitolio. Hasta hoy, los republicanos solo controlan el Senado, y su suerte en él depende de la segunda vuelta de las elecciones en Georgia, que tendrá lugar en enero.

Hay cosas, sin embargo, que Biden, como Trump, puede hacer por decreto desde el momento en que jure el cargo. De hecho, su equipo ha adelantado que en su primer día en la Casa Blanca reinstaurará por completo un programa de la era Obama que protege de deportación a 640.000 inmigrantes indocumentados que fueron traídos a los EE.UU. cuando eran niños, los llamados «dreamers» o «soñadores». La administración entrante también tiene la intención de rescindir las restricciones de entrada a EE.UU. de ciudadanos de 13 países africanos o predominantemente musulmanes, que fue una de las primeras -y más polémicas- medidas de Trump, y un caso en el que el Tribunal Supremo le acabó dando a este la razón.

Otra medida que ya tiene lista Biden es toda una moratoria de 100 días de duración sobre todas las deportaciones, mientras su administración ultima una guía detallada para decidir quiénes pueden ser arrestados por agentes de inmigración después de cuatro años en que Trump ha aumentado el número de expulsiones de aquellos detenidos por delitos de diversa consideración. Si vuelve a la política de su época como vicepresidente, Biden entonces dará prioridad a las deportaciones de inmigrantes con condenas por la vía penal y aquellos reincidentes en entrar de forma irregular al país. Lo que sí hicieron tanto Obama como Trump fue devoluciones en caliente, es decir deportaciones a México por la vía exprés de inmigrantes arrestados momentos después de cruzar ilegalmente la frontera.

También prepara Biden un drástico aumento del número de refugiados a los que concederá asilo en EE.UU. El presidente electo ha dicho que aumentará el cupo a 125.000 , pero no ha dicho con qué plazos. Durante su presidencia, Trump ha reducido drásticamente las admisiones de refugiados y su administración anunció en septiembre que no permitiría más de 15.000 en el año fiscal 2021. También ha prometido el demócrata que apoyará un proyecto de ley incluyendo a Venezuela en el grupo de Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en ingles), que ampararía a aproximadamente 200.000 venezolanos que actualmente residen en EE.UU. y que temen represalias si son deportados a su país natal.

En ese cometido le apoya el senador demócrata Bob Menéndez, que está dispuesto a volver a introducir en el Capitolio una ley de asistencia a los venezolanos que hasta ahora han bloqueado los republicanos. Según Menéndez: « Nicolás Maduro es un dictador, sencilla y claramente . Su régimen es una manada criminal y cruel que ha destruido a Venezuela. Unos 200.000 venezolanos viven actualmente en Estados Unidos sin estatus legal. No pueden regresar de manera segura a su tierra natal y necesitan recibir un Estatus de Protección Temporal. Creo que es hora de hacer lo correcto, debemos defender los valores americanos y ofrecerles esta protección».

Biden también se dispone a detener la construcción del muro en la frontera con México. Este último país comparte con EE.UU. 3,145 kilómetros de frontera. Cuando Trump llegó a la Casa Blanca había unos 600 kilómetros de muro y vallas construidos sobre todo por George Bush hijo. Cuando Trump se vaya, en enero, habrá completado o comenzado a construir unos 960 kilómetros, habiendo reforzado una buena parte de ellos con cemento y con acero. El plan de inmigración de Biden pondrá fin al desvío de fondos del Pentágono autorizado por Trump el año pasado para la construcción del muro, algo para lo que tuvo que declarar el estado de emergencia en la frontera.

Además, Biden anulará una política negociada por Trump con México y los países de Centroamérica por la cual los peticionarios de asilo procedentes de allí deben esperar una decisión no dentro de EE.UU., sino al sur de la frontera. Además, Biden ha prometido que pondrá fin a la práctica de separar a niños indocumentados de sus padres bajo custodia policial, algo que ya se dio bajo anteriores administraciones, incluida la de Obama, pero que intensificó Trump. Hay en este momento 545 menores de edad bajo tutela de las autoridades migratorias estadounidenses a cuyos padres no pueden hallar estas.