La América que recibe el presidente

Covid-19: Nuevo repunte y lo peor del invierno por llegar

EE.UU. es uno de los países más afectados por la pandemia de Covid-19, con más de 230.000 fallecido y casi diez millones de casos. Con la llegada de la cita electoral, la situación solo ha empeorado. Este lunes, el país registró 93.000 nuevos casos, el segundo día con más nuevos contagios desde el comienzo de la crisis, solo por detrás del pasado viernes y peor que en la primavera pasada, cuando casi todo el país decretó confinamientos para controla la expansión del virus y evitar el colapso hospitalario. Ahora, el país se enfrenta a una nueva ola, complicada por la llegada del invierno, por la confluencia con la gripe común y por un clima político que ha convertido al virus en un asunto ideológico. Trump ha hecho campaña con un menosprecio obvio de las precauciones, con mítines multitudinarios y sin distancia física ni mascarilla. Muchos de sus seguidores se han plantado contra las precauciones y las restricciones, mientras el número de casos y los niveles de hospitalizaciones crecen. Y, pese a las promesas de Trump, la vacuna no solucionará el problema: no se cuenta con ella de forma generalizada hasta al menos el segundo trimestre del año que viene.

Economía: Salir del socavón del coronavirus

En febrero de este año, la economía iba como un tiro. Trump hablaba de la «mejor economía de la historia de EE.UU.». Probablemente, una afirmación algo exagerada respecto a otros periodos históricos. Pero, sin duda, mostraba grandes números: récords en bolsa y el paro más bajo del último medio siglo. Algunas sombras -como el deterioro laboral en el sector manufacturero- no evitaban un discurso triunfal, que catapultaba a Trump a la reelección. Pero la pandemia y las restricciones impuestas para su control descabezaron la economía. En abril, se registró un paro del 14,7%, desconocido en EE.UU. desde la Gran Depresión. En los últimos meses, la economía se ha recompuesto con rapidez, y el desempleo en septiembre estaba en el 7,9%. En el último trimestre, el PIB creció más que nunca en EE.UU., después de una caída precipitada. Pero queda mucho para salir del socavón económico del covid y lo peor podría estar por llegar. Buena parte de esa recuperación se ha cimentado en el programa de ayuda aprobado por el Congreso en primavera. En los últimos meses, no ha habido acuerdo para aprobar uno nuevo. Sin dinero extra en los bolsillos de los estadounidenses con el que mantener a flote la economía, la situación este invierno podría ser dramática.

Polarización: Un país cada vez más dividido

La polarización no es un fenómeno nuevo en EE.UU. Desde el enfrentamiento entre Bill Clinton y Newt Gingrich, líder republicano de la Cámara de Representantes, en la segunda mitad de la década de 1990, las divisiones solo se han exacerbado. Ocurrió con George W. Bush y se disparó con Obama. Con Trump, dado a una retórica abrasiva y divisoria, ha batido récords. Según los últimos datos de Gallup, el 94% de los republicanos aprueba la gestión del presidente, frente al 4% de los demócratas. La brecha de 90 puntos es la más alta registrada en la historia. Restañar esas heridas, con una creciente radicalización de grupos de extrema derecha y de extrema izquierda, será uno de los grandes retos para los próximos cuatro años.

Tensiones raciales: Un verano caliente de protestas y heridas sin cerrar

Los episodios de abusos policiales sobre la minoría negra se han repetido en la historia reciente de EE.UU. La diferencia el pasado mes de mayo es que uno de ellos fue recogido con detalle por la cámara de un móvil. La muerte de George Floyd en Mineápolis (Minnesota) provocó una reacción masiva de protestas en todas las grandes ciudades de EE.UU. Muchas de ellas derivaron en saqueos y disturbios violentos, que se han repetido con otros casos de abusos, en Kenosha (Wisconsin) o Filadelfia (Pensilvania). La tensión se ha disparado por las exigencias de mano dura por parte de Trump y por la presencia de milicias armadas en esas protestas. Las protestas acogieron los llamamientos a los recortes o abolición de la policía, a los que se opone la mayoría de los estadounidenses.

Tribunal Supremo: Mayoría conservadora reforzada que podría cambiar EE.UU.

Un logro indiscutible de Trump en la Casa Blanca ha sido colocar a tres jueces conservadores en el Tribunal Supremo. El último, la magistrada Amy Coney Barrett, a contrarreloj, con el apoyo de sus aliados en el Senado. Con ello, el alto tribunal tiene ahora una mayoría de seis jueces nombrados por presidentes republicanos, frente a tres nominados por demócratas. Son, además, magistrados jóvenes, lo que garantiza una línea conservadora durante décadas, que podría afectar a aspectos fundamentales de la configuración del país, como la regulación del aborto, la financiación electoral, los derechos LGBT o el acceso a las armas. El primer impacto podría ser en la sanidad, ya que el Supremo tratará un caso relacionado con la supervivencia de Obamacare, la reforma sanitaria de Barack Obama para ampliar la cobertura médica a todos los estadounidenses.