Londres ampliará el autogobierno escocés si los independentistas pierden el referéndum
El ministro británico para Escocia, Alistair Carmichael, confirma que el gobierno de David Cameron está dispuesto a transferir más poderes si se impone el «no» a la secesión el 18 de septiembre
borja bergareche
El gobierno británico estaría más que dispuesto a ampliar el autogobierno escocés si los escoceses optan por rechazar la independencia en el referéndum convocado para el próximo 18 de septiembre. Así lo ha aclarado este martes el ministro para Escocia de David Cameron, el liberal ... Alistair Carmichael. Hasta ahora, los partidos británicos se habían centrado en explicar los peligros que encierra la propuesta independentista de Alex Salmond. Pero, a medida que se acerca la fecha de la consulta, poco a poco van explicando cuál sería el premio si los escoceses votan «No».
«Si Escocia vota por la independencia, serán independientes», confirma el ministro El camino iniciado de común acuerdo por Cameron y el nacionalista Salmond cuando estamparon su firma en el llamado Acuerdo de Edimburgo hace 16 meses no tiene marcha atrás. «Si los escoceses votan a favor de la independencia, Escocia será independiente», ha explicado Carmichael en un encuentro con periodistas en Londres. La cesión temporal de competencias al parlamento escocés para la realización del referéndum tiene fuerza cuasi constitucional en Gran Bretaña. Y el gobierno central no tendría argumentos legales ni políticos para oponerse a la secesión de la parte norte del territorio, si así lo decide una mayoría de los mayores de 16 años llamados a votar.
Pero Londres no está dispuesta tampoco a esperar a que se manifiesten las urnas con los brazos cruzados. En los últimos meses, distintos ministerios se han encargado de señalar concienzudamente los riesgos que implica la independencia en cuanto al desarrollo económico , a la estabilidad monetaria , la pertenencia a la UE o la necesidad de volver a firmar hasta 14.000 tratados internaci onales. Ahora, además de lo que el nacionalismo califica como «discurso del miedo», Carmichael ha querido poner sobre la mesa la sabrosa zanahoria que encierra el proceso: una ampliación de las competencias del parlamento escocés, que por ahora es «soberano» solo sobre el 7% del gasto.
Batalla por el espacio «autonomista»
La estrategia de Londres ha sido siempre la de acotar el debate escocés a la independencia. Separarse, sí o no. Y punto. De hecho, Cameron rechazó la pretensión del líder escocés, Alex Salmond, de incluir una tercera opción en el referéndum sobre la ampliación del autogobierno, una opción que recaba un apoyo mayoritario en la sociedad escocesa. El gobierno quiere arrinconar a Salmond, que obtuvo una histórica mayoría absoluta en 2011, en la casilla independentista para que sea Londres, y no Edimburgo, quien termine por ocupar ese espacio «autonomista» en el que se identifica una proporción de escoceses cercana al 70%.
Según analiza Carmichael, la estrategia habría funcionado. En su opinión, el debate sobre el futuro de Escocia ha cambiado en estos meses «en tempo y en tono», y ahora se centra no tanto en el enfoque identitario, tan querido por los nacionalistas, como «en los hechos». Por eso, ni los conservadores y liberales que apoyan a Cameron, ni la oposición laborista, han desvelado todavía cuál es su oferta autonomista. Los tres grandes partidos sí han unido sus fuerzas para rechazar en bloque la tesis de Salmond de que una Escocia independiente seguiría usando la libra esterlina como moneda. Dicen alto y claro lo que, en su opinión, no ocurrirá.
Un Reino Unido «federal»
Pero todavía no han presentado su propia visión de cuál es el futuro constitucional para Escocia. Con sus palabras, Carmichael avala lo que la mayoría de analistas da por hecho. Que una hipotética derrota del independentismo dará paso a una nueva fase en la descentralización del poder en el Reino Unido. Desde su establecimiento en 1999, el parlamento regional de Holyrood controla solo el 7% del gasto público en Escocia. Una nueva reforma autonómica aprobada en 2012, y cuya entrada en vigor está ya prevista para 2016, elevará la soberanía fiscal escocesa al 14% al transferir ciertos impuestos, como los que gravan los actos jurídicos documentados o la propiedad de la tierra.
Una cifra, en cualquier caso, muy pálida todavía frente al 100% de competencias fiscales de las diputaciones forales vascas, por ejemplo. O, visto de otras manera, un enorme margen de maniobra para quienes propongan ampliar la autonomía escocesa. La semana pasada, el portavoz de Exteriores laborista, Douglas Alexander, ya exigió a su partido «actuar con valentía» en esta materia, y se refirió en concreto a la posibilidad de transferir más impuestos, las políticas de empleo y formación o la electoral.
«Escocia tiene una alternativa mejor, que es ampliar su autogobierno dentro del Reino Unido», dijo el influyente laborista. Los partidos del gobierno han creado grupos de trabajo para perfilar sus propias propuestas. Se espera que las tres grandes formaciones unionistas las presenten –cada una por su lado– en sus programas electorales de cara a las generales de mayo del año que viene, y que desvelen todos los detalles en las conferencias anuales de los partidos en el otoño, una vez se conozca el resultado del referendo escocés.
Los liberales han pedido a su antiguo líder, Menzies Campbell, que dirija los trabajos para revisar propuestas en torno a «un Reino Unido reformado y federal». Y los conservadores, por su parte, han encargado a Lord Strathclyde, responsable de programas, que elabore sus propios planes autonómicos en el marco del grupo de trabajo que dirige la líder «tory» en Escocia, Ruth Davidson. Como era de esperar, el Partido Nacionalista Escocés ha recibido esta incipiente contraoferta autonomista con sus cañones llenos de pólvora.
Baja el apoyo a la independencia
Estas propuestas «se quedan cortas con respecto a lo que Escocia necesita», defendió el lunes –en una suerte de ataque preventivo contra Carmichael– la «número dos» del gobierno de Salmond, Nicola Sturgeon. «Como mucho, son inadecuadas y, en el peor escenario, son dañinas», dijo en un discurso en Glasgow, según recoge la BBC. Según la vicepresidenta escocesa, con las propuestas laboristas el parlamento británico de Westminster controlaría todavía tres cuartos de los ingresos fiscales en Escocia, y dos tercios bajo los planes liberales, según sus cálculos.
Sturgeon precedió así a la esperada intervención del propio Salmond este martes en Londres, en medio de una nueva remesa de sondeos que apuntan a que la estrategia del miedo estaría haciendo mella en el electorado. Según una encuesta publicada por una cadena escocesa, el apoyo a la independencia ha bajado dos puntos hasta situarse en el 34 por ciento, mientras que los que votarán «No» se mantienen en el 54 por ciento. Otro sondeo de la empresa Ipsos Mori publicado este lunes por « The Guardian » recoge también un estable 57% opuesto a la secesión, y un 32% de apoyo a la independencia, dos puntos de retroceso con respecto a diciembre.
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