«Que una madre se separe de su bebé a las 16 semanas es de las cosas más crueles que se nos exige a las mujeres»

Por ello, acaba de publicar 'Maternidad consciente' (Vergara), un libro con el que padres y madres podrán afrontar los dos primeros años de crianza con rigor y confianza.

- ¿Qué no saben los adultos de la crianza y sí deberían para sobrevivir a los dos primeros años?

Las necesidades de los bebés porque hay un desconocimiento muy grande de lo que éste necesita. Tenemos en el imaginario colectivo eso de que 'duerme como un bebe', come cada tres horas y tú puedes seguir con tu vida normal…. ¡Ni mucho menos!

Un bebé depende absolutamente de la madre durante los primeros meses, aunque el papel del padre es también determinante en la crianza. Si conociéramos esas necesidades, no lucharíamos contra la naturaleza y entenderíamos por qué no quiere dormir en la cuna, por qué está tranquilo en los brazos de la madre, por qué llora si lo dejas…. Todo este tipo de planteamientos que nos hacemos son absurdos pero nos los hacemos porque la sociedad nos hace dudar. Hay un cierto interés en que nos desapeguemos rápido de los hijos, en que regresemos cuanto antes al trabajo, en que cuiden terceras personas del nuestro bebé... ¡Es tan absurdo! ¡Se nos dicta desde fuera lo que tenemos que sentir!

Lo que todo el mundo debería saber es qué necesita el bebé y qué necesitan las madres, a quienes la maternidad les atraviesa en cuerpo y alma. Necesitamos ser cuidadas para poder cuidar. La mujer hace un trabajo brutal amamantando, sin embargo se premia que nos reincorporemos rápido al trabajo, estemos perfectas y volvamos a rendir como antes. Y eso no es posible: nos exigen -y nos exigimos- demasiado a nosotras mismas y no podemos volver a ser las de antes cuando tenemos un bebé pegado a nuestros cuerpo. Así es como aparece la culpa.

- Cuentas al principio del libro, la realidad: 'Cuando nace un bebé, nace también una madre. Al principio te sientes vulnerable, incomprendida, sola y con los brazos ocupados con una criatura que no entiende la vida sin ti. No hay tregua para que puedas dormir, comer o ir al baño. Tus hormonas te juegas malas pasadas y tienes las emociones a flor de piel'. Menudo comienzo, ¿no?

En el posparto es cuando más rodeada estás pero, al mismo tiempo, estás más sola que nunca. Poco nos están ayudando y comprendiendo los de nuestro alrededor cuando le quitan hierro a todo lo que sentimos. Si no funciona bien la lactancia, te dicen 'no pasa nada', 'no te preocupes' ... cuando tú estás atravesando un duelo. Invalidan constantemente nuestros sentimientos. Por eso estamos más solas que nunca. Lo único que nos salva es juntarnos con otras madres que estén maternando, porque es un lugar en el que hay mucha empatía y sororidad.  

- Dices que casi el 50% de lo trastornos mentales de las madres en el posparto no son diagnosticados. Es una cifra muy preocupante.

Por eso mismo que estamos hablando: como se quita importancia a lo que sentimos, las madres tenemos miedo de verbalizar lo que nos pasa por la cabeza. Así que muchas madres creen que lo que les está pasando es normal y no buscan ayuda.

- Haces un gran repaso en el libro sobre lo que es la lactancia materna y la leche de fórmula, dos opciones igual de válidas. Sin embargo, hay madres que se sienten juzgadas por elegir una opción y no la otra. ¿Crees que existe una batalla entre la teta y el biberón?

No debería haber lucha alguna. Lo importante es informarse y elegir la opción que es mejor para mí, como madre, y para mi bebé. Tenemos que dejar de juzgarnos y entender que cada una elige en función de sus circunstancias, del apoyo que tiene, etc. ¡Todas las madres del mundo deciden lo mejor para sus bebés!

Tampoco deberíamos equiparar la lactancia materna con la artificial porque la primera es mucho más que un alimento. La leche materna no sólo nutre a los bebés sino que también les inmuniza: se adapta continuamente porque es un alimento vivo de bacterias vivas que se van adaptando a las necesidades nutricionales e inmunológicas. Por ejemplo, si el pequeño tiene gripe, la leche se adapta con anticuerpos necesarios para combatirla. ¡Es magia!

- Laia, muchas madres que deciden amamantar tienen muchísimas dudas: 'no sé si mi leche le alimenta', 'no sé si ha comido lo suficiente', etc. ¿Por qué?

Los miedos surgen porque perdimos la cultura de la lactancia materna y por eso las profesionales sanitarias somos tan pesadas visibilizando sus propiedades y beneficios. Al final, nos han hecho desconfiar de nuestro alimento. Sin embargo, somos mamíferas y nuestros pechos están preparados.

Nuestras madres nos criaron con biberón, les hicieron creer que su leche estaba aguada, que al bebé tan sólo había que alimentarle cada 3 horas... y todo ello porque fue la era en la que apareció la leche de fórmula. De ahí que hoy le demos mucha más visibilización a la lactancia materna.

- ¿Por qué la teta es mucho más que alimento?

Para un bebé es confort, seguridad, sueño, cariño, refugio... Se trata de la succión emocional, además de la puramente nutritiva, que les ayuda a buscar ese bienestar y es igual de importante que la alimenticia. Por eso, los bebés que son alimentados con leche de fórmula necesitan del chupete para calmar la succión emocional. Un bebé que toma pecho, no lo necesitaría pues debe tener acceso a la teta siempre que lo necesite ya sea para dormir, buscar refugio, etc.

- Hablas en el libro también del sueño. Y es algo que las familias sufren mucho...

Y es por el desconocimiento del que hablábamos al principio. Los hijos nacen muy inmaduros y su cerebro, hasta los tres años, se va a desarrollar de una manera abismal. Un recién nacido es dependiente para todo y no podemos pretender que duerma como un adulto. ¡Es absurdo!

Ellos saben dormir pero a su manera y es un modo perfecto para su desarrollo neurológico: como tienen estómagos pequeños, comen muy a menudo y poco para ir alimentando, con esos ácidos grasos de la leche, el cerebro; sus despertares fisiológicos les protegen de la muerte súbita del lactante, etc. Intentar cambiar todo esto porque 'yo (adulto) lo que necesito es dormir' es egoísta porque no están preparados. Es como querer que un niño con 6 meses ande.

Por tanto, el problema somos nosotros. Y la sociedad no nos compaña. Los culpables no son los bebés sino la nula conciliación en la que vivimos, la falta de corresponsabilidad, etc. Necesitamos bajas maternales dignas que nos permitan estar con nuestros hijos mínimo un año; necesitamos más apoyo y sostén. Nadie comprende la entrega en cuerpo y alma de una madre. El bebé se crea en su útero, su primer vínculo es la madre y, por ello, lo normal es que nazca y sólo quiera estar con ella. Sin embargo, nos choca y queremos que esté con cualquiera.

Un bebé sólo necesita a su madre, nace conociendo a una única persona en el mundo. Al padre no lo ha tocado ni olido por eso es absurdo pensar que querrá estar igual con él que con ella. Si de verdad se conocieran las necesidades de los bebés, nos guardaríamos este ego adulto. A partir de los dos años ya quieren más a la pareja por eso hay que acompañar, no luchar contra la madre.

- ¿Qué te parecen las 16 semanas de permiso?

Es de las cosas más crueles que se nos exige: separarnos de nuestras crías forzada y precozmente porque el sistema te obliga en contra de lo que dicta la naturaleza. ¡Cómo puede un bebé de cuatro o cinco meses ser separado de su madre cuando aún está en periodo de exterogestación!

Así, es lógico que la madre se sienta rota por dentro: te fuerzan a algo que va en contra de lo que sientes, te invalidan de nuevo... Sí, 'el bebé estará bien', 'te vas a acostumbrar'…. ¡Pero es cruel! Hace mucho que las madres reivindicamos permiso dignos. Se equipararon y está muy bien pero esta no es la prioridad: las madres y los bebés son los que tienen que estar en el centro. Somos nosotras las que parimos, gestamos y amantamos por lo que no podemos equiparar las necesidades de ellos y las nuestras. ¡Es que ni se cumplen los 6 meses de lactancia materna exclusiva que nos recomienda el propio sistema! No se valora la maternidad, el trabajo que hacemos ni los cuidado en la primera infancia.

- También abordas el sexo tras el parto. Qué poco se sabe de esto también, ¿no?

Otro mito: 'Todo vuelve a ser igual tras la cuarentena'. Habrá mujeres que sí pero la mayoría no porque las hormonas no nos acompañan. No tenemos cubiertas necesidades tan básicas como dormir o comer, como para que nos apetezca tener sexo con nuestra pareja.

Un bebé conlleva 24 horas de entrega absoluta. Y la lactancia materna forma parte de la sexualidad. Ni la libido ni las hormonas nos acompañan porque lo que están haciendo es protegernos de no tener más crías porque hemos de cuidar de la que ha nacido.

Es muy importante estar informadas de ello para no sentirnos culpables. No hay que forzar, todo vuelve y antes si nos sentimos protegidas y cuidadas. Toca permitirnos este tiempo y más aún en casos de parto traumático, cicatrices en el periné, etc. La corresponsabilidad es vital.