Todo se ha descubierto gracias a las cartas que varias niñas enviaron a sus padres y que llegaron a sus casas varios días después de que los propios adolescentes estuvieran ya de regreso. En una de estas misivas, una de las jóvenes explicaba que, entre otras cosas, no les dejaban ducharse todos los días y que, cuando lo hacían, lo debían hacer todos juntos en duchas mixtas.
Chicos y chicas de entre 13 y 15 años se duchaban juntos porque los responsables fomentan una «educación feminista e igualitaria, que no deja fuera a varios cuerpos e identidades», según explicó uno de los monitores a una de las madres que les llamó para pedir explicaciones, y no quieren que los jóvenes se sientan 'categorizades'. Las expresiones que usaban el lenguaje inclusivo —sin diferenciar el masculino y el femenino— era una constante en este campamento, tanto en los escritos como en las comunicaciones verbales.
Los propios monitores, según lo que explicó una de las niñas en una carta, a veces iban desnudos por el recinto. «Las monitoras hacen topless o como se diga en la piscina y por la cocina andan en tetas y alguna sin sujetador», expresa de su puño y letra la niña. Además, según una de las madres, también han denunciado un caso de acoso sexual hacia su hija por parte de otro asistente al campamento en el que nadie hizo nada.
«Las monitoras hacen topless en la piscina y por la cocina andan en tetas y alguna sin sujetador»
Una de las niñas, en una carta a su madre
El espejo con una mujer abierta de piernas: «Que aproveche»
En una de las cartas publicadas por El Correo, se lee perfectamente la estupefacción de la niña al descubrir que en el campamento había comportamientos y normas extrañas y fuera de lugar, como la de tapar los espejos.
«Lo que es rarísimo que no podemos mirarnos en los espejos porque están pintados para que no nos podamos ver porque supuestamente 'gaizki ikusten ba zara berdin du' (Da igual si te ves mal) y otra frase en un espejo donde hay dibujada a una mujer abierta de piernas y pone 'on egin' (que aproveche)», escribe.
Esta joven exige en la misma carta que, por favor, le contesten vía misiva, ya que no tenían acceso a los móviles. Cuando llegó al buzón de su casa ella ya había regresado y no tenía solución.
Los padres de estos niños y niñas se han unido para denunciar de manera conjunta a la asociación que ha organizado este campamento. La respuesta de estos, vía e-mail, fue justificarse: confirman que les propusieron quitarse los bañadores «para garantizar una mayor higiene», pero también «para que 'les jóvenes' (sic) puedan vivir su propia desnudez y su cuerpo (la menstruación por ejemplo) con naturalidad y tranquilidad». «Tanto 'cocineres' como monitores trabajamos como 'voluntaries' y con un gran compromiso (sic)», le replicaron a una de las madres.
ABC ha tratado de ponerse en contacto con Sarrea Euskal Udaleku Elkartea, sin obtener respuesta por su parte.
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