El PSOE de Madrid se sume en el desánimo un año después del aterrizaje de Óscar López
Lobato descarta presentarse a las primarias mientras Sánchez siga controlando el partido: «Sabe que no tiene nada que hacer»
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Madrid
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Iniciar sesiónHace un año, el PSOE de Madrid abría una nueva etapa tras la dimisión de Juan Lobato, con la proclamación de Óscar López como secretario general, sin ningún tipo de participación por parte de los militantes. Era la decisión de Pedro Sánchez ... para tratar de frenar Isabel Díaz Ayuso y el partido dijo amén. No se presentaron más candidatos a unas eventuales primarias. Ahora, doce meses después, el Grupo Parlamentario en la Asamblea está sumido en el desánimo, ante la falta de músculo del partido en Madrid, sin ningún tipo de autonomía respecto a Ferraz y Moncloa y acechado por unos escándalos, no solo de corrupción, cuyos efectos llegan hasta Vallecas.
Un año después, Juan Lobato sigue acudiendo con disciplina a los plenos de la Asamblea. La dirección del partido le ha despojado de cualquier responsabilidad, cargo y cometido en el trabajo parlamentario. Es un diputado raso, que ni siquiera tiene posibilidad de intervenir en los plenos. Ni una sola pregunta en estos doce meses. «Le han arrinconado, no le dejan hacer nada en la Asamblea», señalan fuentes parlamentarias socialistas. Ni siquiera ha podido ser portavoz de la Comisión de Estatuto de Autonomía, como era su deseo, y se ha quedado como vocal. Sus últimas iniciativas registradas fueron varias preguntas dirigidas a Ayuso, antes de dimitir como líder del PSOE de Madrid y como portavoz parlamentario. Tuvo que retirar las cinco preguntas.
A Lobato no se le ve en la Asamblea en corrillos de diputados ni en comidas con sus afines. Ni siquiera compartiendo café. «No está conspirando ni tratando de crear un grupo a su alrededor. Él se ha puesto a disposición del partido para lo que necesite», comentan en la Asamblea. «El problema es que en Ferraz no le necesitan», al menos en la Asamblea. En el Senado, Lobato puede respirar algo más de libertad. Conserva su escaño, no tiene ninguna intención de dejarlo a estas alturas, y sigue formando parte activa de cinco comisiones, que son sus preferidas por su propio perfil profesional: Hacienda, Economía, Presupuestos, Comunidades Autónomas y Constitucional.
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El exsecretario general del PSOE de Madrid mantiene un perfil discreto en el Parlamento regional madrileño. En su escaño, charla poco con sus compañeros, aplaude cuando toca, participa en las votaciones sin faltar y no suele ausentarse en ningún Pleno. Parece aguardar su momento, con paciencia. En silencio, sin armar ruido. Fuentes próximas señalan que ya ha descartado presentarse a las primarias de su partido, previstas para el próximo año. «No es su momento, sabe que no tiene nada que hacer mientras Sánchez siga controlando el partido. Sería como enfrentarse a Ayuso y Sánchez a la vez, y tendría todas las de perder». ¿Y cuando Sánchez caiga? «Eso será otra historia. Si tiene alguna oportunidad, sería ahí». Esas mismas fuentes precisan que las diferencias entre uno y otro no son ideológicas: «Posiblemente Lobato sea más de izquierdas que Sánchez. »Uno y otro se distinguen por los otros dos pilares: las formas y la honestidad. Ahí está la diferencia«, subrayan.
El Grupo parlamentario Socialista de la Asamblea se conformó hace más de dos años a la medida en buena parte de Lobato, que era el jefe del partido en Madrid cuando se hicieran las listas electorales. Todos, con pocas excepciones, eran 'próximos' a Lobato, incluidos el portavoz que le sustituyó, Jesús Celada, quien renunció a su escaño después, cansado de la bronca política continua y tras la falta de confianza que percibió en la nueva dirección, y la actual portavoz, Mar Espinar.
La portavoz en la Asamblea «no tiene autonomía, sigue las directrices de Ferraz sin desviarse»
La única persona que acompañó a Lobato en su comparecencia más difícil, cuando se enfrentó a Ferraz desde la Asamblea, fue Espinar. Óscar López contó con ella como portavoz. ¿Por qué? «No había mucho más donde elegir y Mar es muy disciplinada dentro del partido. Eso se valora. Ha seguido las directrices de Ferraz sin desviarse una coma», comentan fuentes socialistas. «No tiene ninguna autonomía», sentencian en las filas del PSOE. Las intervenciones de Espinar en los plenos están perfectamente guiadas desde Ferraz, que le suprimió las ruedas de prensa de los días de pleno para no arriesgar. Ahora, el PSOE es el único partido que no comparece ante los medios de comunicación los jueves en la Asamblea. En las Juntas de Portavoces, los otros partidos ven con cierta perplejidad la política de «brazos caídos» que practican los socialistas, que pelean por sus iniciativas lo justo y a veces ni eso. «Es como si dijeran: total, ¿para qué?». En el grupo hay otros diputados que sonaron en su día como posible portavoces, como Javier Guardiola: «Creció a las faldas de Santos Cerdán y Paco Salazar... Con eso está todo dicho. Desde luego no era la mejor opción y ahora, menos». Espinar, que por carácter es temperamental, como se ve todos los jueves en las sesiones de control, «aguanta por obediencia firme» al partido, comentan.
Precisamente, la caída de Cerdán y todos los escándalos que rodean a Salazar han sacudido al grupo parlamentario socialista como no había pasado con otros casos a lo largo de la legislatura. El partido está en 'shock', tocado donde más le duele y «desorientado, sin saber si Sánchez tiene el control de la situación o no». «Antes se obedecía a ciegas, ahora hay dudas de lo que se está haciendo y de que haya un plan detrás», sentencian.
En ese estado de baja moral generalizada, el papel de Óscar López al frente del PSOE de Madrid no ayuda a mejorarlo. El ministro «no está». No aparece por la Asamblea, ni siquiera en debates relevantes como el del estado de la región o el de Presupuestos. «Tampoco aparece por las agrupaciones locales», critican dentro del partido. Al final, las fuentes consultadas concluyen que López ha llegado al PSOE regional para hacer el trabajo a Sánchez en Madrid contra Ayuso. Y el partido, que no gobierna desde hace 30 años, se resiente internamente. «No conoce el partido por dentro, no sabe lo que ocurre en los pueblos».
López cuenta con un aliado interno a la hora de ser el 'ejecutor' de la estrategia de Sánchez en el campo de batalla de la Comunidad de Madrid con el objetivo puesto en Isabel Díaz Ayuso. El delegado del Gobierno, Francisco Martín, que ya trabajó con Bolaños en el Palacio de la Moncloa, es el otro ariete del sanchismo en la región para tratar de derribar a la presidenta regional. Dentro de su partido en Madrid, en el sector crítico con la línea actual lo definen así: «Es un mercenario a las órdenes de Sánchez».
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