Los ladrones hacen su agosto con los coches parados por vacaciones: catalizadores, ruedas y gasoil

La investigación comenzó cuando los agentes de la policía judicial empezaron a recibir múltiples denuncias por daños y pillajes en turismos estacionados en la vía pública. Uno de los implicados, viejo conocido de los agentes, portaba en el momento de su arresto diversos útiles para la comisión de estos robos, entre ellos guantes de látex y destornilladores. Este caso es solo el último de un problema extendido por toda la región. Gran parte de estos delitos, corroboran las fuentes policiales consultadas, se cometen por la noche y en calles de poco tránsito.

Superado el toque de queda, donde algunos puntos de la capital, como el barrio de Los Ángeles (en el distrito de Villaverde), se vieron sobremanera afectados, la controversia se ha diversificado a varias zonas de la periferia. En el barrio de Batán (Latina), un ratero fue grabado ‘in fraganti’ mientras cortaba con una sierra un catalizador tumbado sobre la calzada. Este tipo de actos, de poco valor para los autores (su precio oscila en el mercado negro alrededor de los 50 euros, aunque con variaciones), genera un verdadero quebradero de cabeza para los conductores afectados. Y es que el coste de la reparación puede ser hasta ocho veces mayor al del objeto arrancado.

Las ruedas son otras de las piezas más codiciadas. A lo largo de agosto, han sido varios los coches que han amanecido con piedras o ladrillos, a modo de gato improvisado, para retirar las gomas sin riesgo a que el ruido de la caída de la carrocería pudiera alertar a los vecinos. Pero eso no es todo. Las bandas especializadas en estos robos, normalmente a la carta, han encontrado en los garajes sin vigilantes ni cámaras de seguridad el escenario perfecto para cometer sus fechorías.

En junio, la Guardia Civil apresaba a dos individuos españoles como integrantes de una banda criminal a la que se le atribuía diecisiete robos con fuerza cometidos en garajes comunitarios. Una vez dentro, anulaban las cámaras pintándolas con espray y en apenas minutos se llevaban las cuatro ruedas con sus llantas y los volantes de vehículos de alta gama.

El «modus operandi» se repite: vigilancia de los objetivos, entrada a los aparcamientos de madrugada y actuaciones rápidas y sin complicaciones. Por ello, recomiendan los expertos, es fundamental contar con tornillos antirrobo, ya que demorar el codiciado tiempo de los ladrones es básico para evitar la pérdida. En el caso de que ya sea demasiado tarde, conviene revisar páginas y aplicaciones de venta de objetos por si pudieran haber sido allí anunciados. «Aunque no es lo normal, salvo que sean delincuentes de muy bajo perfil», reconoce un agente.

Julio y agosto son dos meses marcados en rojo por estos malhechores. Semanas atrás, la Guardia Civil y la Policía Local de en San Martín de la Vega arrestaban a tres personas, dos de ellas menores, acusadas de realizar 36 robos con fuerza en vehículos de diversos modelos y marcas que estaban aparcados en la calle. Las pesquisas se iniciaron el 17 de julio, tras el aviso de diversas sustracciones de espejos retrovisores en el municipio. La retirada de las piezas exteriores pone de manifiesto otro de los riesgos que presentan los coches varados durante largos periodos de tiempo. Los hurtos de tapacubos también están a la orden del día.

Un estudio elaborado el año pasado por un comparador de seguros de coche alertaba de que Madrid era la comunidad con mayor probabilidad de robo. Dos de las localidades más problemáticas de España son Parla y Fuenlabrada. Para atenuar los riesgos, es importante no dejar objetos a la vista dentro del vehículo. Gafas de sol, fundas, mochilas o elementos acoplados al turismo como la radio o el GPS.