El adiós a un cañón con historia: retiran un vestigio nazi que enfrenta a Botella y Carmena

La historia del cañón, un antiaéreo alemán Flak 18/36 calibre 88/56 mm, ha saltado de los libros de Historia al debate municipal . No es una novedad, esta instrumentalización le acompaña prácticamente desde el día en que se instaló a las afueras del barrio. Su asociación con el nazismo generó un movimiento, encabezado por IU, que pidió su retirada. Entonces, el PP y UPyD consiguieron que la moción no prosperara, bajo el argumento de que fue fabricado en Asturias entre 1940 y 1941, de modo que en ningún caso tuvo nada que ver con la guerra o con el bombardeo de Guernica , como también se ha repetido en este tiempo.

Cuatro años después, sin embargo, ha sido el equipo de Carmena –precisamente a través de un ex de IU– quien ha resucitado esta campaña, habida cuenta de que el convenio firmado entre Botella y Defensa expira el próximo 2 de enero . La cesión del Ministerio era, en principio, gratuita y para los cuatro años siguientes.

Así –según adelantó Público–, el exedil de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato , escribió una carta al Ministerio de Defensa solicitando una «resolución anticipada» del acuerdo entre ambas administraciones, al hilo del supuesto rechazo de los vecinos y del Consistorio por contravenir la ley de Memoria Histórica . No obstante, Sánchez Mato también reconoce el valor histórico de este vestigio: «Una glorieta en plena calle, al alcance de cualquier acto vandálico y de las inclemencias del tiempo, no parece el mejor lugar para preservar las condiciones materiales de un activo patrimonial histórico de tan elevada relevancia».

El principal argumento del Ayuntamiento es el pasado nazi de la batería antiaérea –lo fechan en 1938– y la consideración de que es un símbolo franquista . El polémico concejal, con un enlace del propio Ministerio como sustento, explica que estos cañones fueron probadas por la Legión Cóndor en España, un ensayo por el que los alemanes «sacaron valiosas conclusiones». Sánchez Mato, además, destaca que fueron clave para el avance franquista en Cataluña y Aragón; más allá de su uso como antiaéreo, también se empleó como anticarro.

La misiva del Consistorio tuvo una respuesta positiva por parte del Ministerio de Defensa, que el miércoles retiró la pesadísima estructura en torno a las 10 de la mañana. Un camión del Ejército de Tierra lo llevó de vuelta al cuartel del que salió en 2013, como parte de la colección del Regimiento de Artillería Antiaérea número 71. Fuentes ministeriales detallaron que han ejecutado la orden porque el convenio con el Ayuntamiento finalizaba en breve.

La rotonda en la que se situaba solo muestra ahora la placa del homenaje, una bandera española y un enorme hueco. Ese vacío, no obstante, no quedará entre los vecinos. Los pocos viandantes que paseaban por la zona reflejaron una indiferencia total, algo que ya ocurría durante los años que estuvo expuesto. «Es evidente que a nadie le gusta un monumento nazi, pero es que ni lo sabía; me da igual tanto que esté ahí como que se lo lleven », declaraba uno de los residentes.