Trasladar 'urbanitas' a la Galicia vaciada: Proyecto Arraigo llega a Orense
La Diputación orensana se alía con la entidad referente en el sector para atajar la despoblación en la provincia a través de un estudio de su potencial y sus necesidades
Alejandro Gesto
Santiago
Jon era chef en la Moraleja, la exclusiva urbanización de la al norte de Madrid. Trabajaba diez horas al día y vivía compartiendo piso a dos horas del restaurante. Eso suponía que «se levantaba, iba al trabajo, volvía, se acostaba», y vuelta a empezar. Así ... que decidió dar un cambio a su vida. Ahora vive en Cañete, un pueblo de unos 800 habitantes en Cuenca. Allí sigue trabajando como cocinero en un restaurante que «ha revolucionado». Tarda cinco minutos en llegar, trabaja menos horas, gana más dinero y vive en una casa mucho más grande con su familia.
Así lo cuenta Javier Chavarría, responsable de comunicación de Proyecto Arraigo, una entidad que se dedica a reclutar a personas que están cansadas de vivir de manera precaria en las ciudades para reubicarlos en pueblos de lo que se ha dado en llamar la 'España vaciada', y paliar, así, la despoblación. Esta iniciativa está a punto de desembarcar en Galicia, de la mano de la Diputación de Orense. Una provincia que, en lo que llevamos de siglo, perdió más de 35.000 habitantes. Los que quedan, son cada vez más mayores, y las proyecciones a futuro indican que la cosa no tiene visos de mejorar.
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Adrián Delgado
La primera fase del trabajo de Proyecto Arraigo en Galicia consistirá en «escuchar al territorio» para detectar sus necesidades y su potencial: los servicios que faltan, las oportunidades de empleo y la oferta de vivienda, fundamentalmente, en los municipios que muestren interés por participar en este estudio de manera gratuita. Para elaborarlo, los técnicos de la organización hablarán con vecinos y empresarios. Esta semana empezaron en Monterrei las charlas que mantendrán en varios municipios de la provincia para presentar la iniciativa. Los resultados estarán listos después de Navidad.
Entre tanto, los 'urbanitas' -así llaman a quienes quieren irse a vivir al rural- pueden empezar a candidatarse para ser seleccionados como repobladores de Orense. Son personas, explica Chavarría, que llevan «una vida que no les gusta». En muchos casos, «solitaria», a pesar de vivir en ciudades donde hay «una cierta sobrepoblación». Incluso familias obligadas a compartir piso con otras familias. En contraste, el mundo rural les ofrece «mayor calidad de vida» y una existencia «más relajada».
Los 'urbanitas'
En su base de datos cuentan ya con unas 26.000 familias de 'urbanitas' a la espera de un destino. Una vez desplieguen su red de técnicos en la provincia, sabrán qué perfiles son los que necesita Orense. Todos los aspirantes pasan varios filtros. Los básicos, que tengan permiso de residencia en España y que dispongan de ahorros suficientes para poder costearse la mudanza, pero también que tengan ganas de quedarse y de trabajar: «Nosotros no pretendemos que una persona vaya para un año», sino que «llegue y haga allí su proyecto de vida, tenga sus hijos y demás», aclara el responsable de comunicación de Proyecto Arraigo.
Para garantizar que eso sea así, «estamos muy encima», realizando una labor de «acompañamiento» con los técnicos que están sobre el terreno. Esto es, reivindica Chavarría, lo que les diferencia de otras empresas: su equipo de 50 personas repartidas por toda España. Y lo que les ha llevado a asentar en el rural a 3.000 personas en los más de 600 pueblos donde han trabajado desde el año 2017. Según sus cálculos, multiplican hasta por 12 cada euro que se invierte en sus servicios. Aunque no solo miden su huella en dinero, sino también en «hitos», como los colegios abiertos a raíz de su actividad o los servicios mantenidos.
El de Jon es uno de esos 3.000 casos de éxito de los que habla Chavarría. Como el de Maite, que también se fue a vivir a Cañete. Antes lo hacía en Valencia y, después de años de trabajo duro, perdió su empleo por culpa de un accidente. Ahora trabaja de camarera y lleva tres años viviendo en una casa mucho más grande de la que se podía permitir en la ciudad a mitad de precio. O el de Jeni, que evitó que cerrase la última tienda de alimentación de la zona al irse a vivir a Tremor, en El Bierzo. Las siguientes historias se contarán desde Orense. «Estamos muy ilusionados de llegar a Galicia, porque es un territorio con muchas posibilidades», celebra el responsable de comunicación de Proyecto Arraigo.
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