El caso del narcosubmarino Poseidón hace agua pero cerca a un eterno investigado

La investigación, sin embargo, ha encontrado al menos un brote verde, cercando a uno de los supuestos capos gallegos de la droga nunca condenado pese a llevar dos décadas bajó el radar policial. Juan Vidal Padín, alias 'el Burro', está cerca de ir a juicio. Aunque será por delitos de contrabando y no por narcotráfico, con lo que por tanto se enfrentará a una pena de cárcel sensiblemente menor. Y aunque vaya a sentarse solo en el banquillo, pues la juez no reunió indicios suficientes para que le acompañen seis individuos investigados en la misma causa.

Los investigadores calculan que el Poseidón –así lo bautizaron los propios traficantes– pudo haber colado por la costa gallega unas cuatro toneladas de cocaína sudamericana escondida en sus entrañas. Pero nada se sabe de quienes son los máximos responsables del narcosumbarino, que en realidad es un semisumergible, pues una parte de su estructura estaba hundida pero otra asomaba en la superficie.

El hilo de las pesquisas, sin embargo, consiguió llegar hasta Juan Vidal Padín. El Sistema Integrado de Vigilancia Exterior de la Guardia Civil, que permite detectar embarcaciones a larga distancia, y una serie de cámaras de videovigilancia orientadas hacia el mar, lograron colocar en el radar a este viejo conocido de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Según fuentes de la investigación, las cámaras captaron cómo dos planeadoras habrían zarpado desde una nave de su propiedad ubicada en Vilaxoán –Vilagarcía de Arousa (Pontevedra)– hasta el narcosubmarino para regresar al mismo almacén, supuestamente, con los fardos de cocaína.

La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) ordenó entonces registrar esa nave, muy próxima al punto donde apareció flotando el semisumergible. Y en esa nave los investigadores encontraron dos planeadoras de grandes dimensiones, supuestamente destinadas al tráfico de drogas, aunque descartan que fueran esas las utilizadas para colar por la costa gallega la cocaína del Poseidón.

En todo caso, esas dos lanchas acercan a Juan Vidal Padín al banquillo de los acusados por un delito de contrabando. Hay que recordar que en España desde 2018 está vetada por ley la mera posesión de este tipo de embarcaciones –se considera género prohibido–. Por tanto, no es necesario demostrar que se hayan utilizado para transportar droga para atribuir a sus responsables delitos de contrabando.

Por eso, ahora que la titular del juzgado vilagarciano ha cerrado la fase de instrucción del caso, Juan Vidal Padín está a un paso de ser juzgado por un delito de contrabando por la tenencia de embarcaciones constitutivas de género prohibido. Además, la magistrada resalta en el mismo auto que el teléfono de El Burro estaba «activo» en esa nave la madrugada del 12 al 13 de marzo de 2023, es decir, horas antes de aparecer el narcosubmarino.

Los investigadores no han encontrado indicios suficientes, sin embargo, para cercar a los seis individuos que fueron arrestados en la misma operación que cayó Vidal Padín. Por eso, la magistrada opta por el sobreseimiento provisional de las actuaciones contra todos ellos, tal y como había solicitado la Fiscalía Antidroga.

La operación, sin un gramo de sustancia incautada y con solo un acusado sentado en el banquillo, podría calificarse sin paños calientes de fiasco, aunque al menos obligará a El Burro a tener que rendir cuentas ante la Justicia. Un presunto narcotraficante de los que Fernando Alonso, gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, define como de «segunda generación», los que tomaron el relevo de los grandes capos de los 90 –Manuel Charlín, Sito Miñanco o Laurano Oubiña– y que siempre han intentado pasar más desapercibidos que ellos.

Otras fuentes consultadas definen a este presunto traficante gallego, de 55 años y nacido en Vilanova de Arousa, como un «pez gordo» con buenas relaciones y contactos estrechos con capos de Colombia, país al que le unen también lazos familiares.