La «política aburrida» regresa a Cataluña: Illa encara sin sobresaltos las cuentas de 2025
El congreso de ERC es el único elemento que altera un arranque de legislatura tranquilo para el PSC
Como en la época de Montilla, y antes durante la 'pax pujoliana', cierto sopor invade el Parlament estas semanas
Illa se compromete a cuadruplicar los recursos de la agencia tributaria catalana para avanzar en el concierto pactado con ERC
Barcelona
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Iniciar sesiónDurante el gobierno de José Montilla –segundo tripartito– en la cúpula del PSC se bromeaba con la tranquilidad con la que cada mañana repasaban la prensa, en contraste con la agitación y sobresaltos que la misma acción suponía durante los años de Pasqual Maragall. «Mire, ... ahora dormimos tranquilos, con la garantía de que al día siguiente no habrá sorpresas», explicaba a ABC un alto dirigente de la formación. Era la época entre la aprobación del Estatut (2006) y la victoria de Artur Mas (2010) que acabaría conduciendo a la década pérdida del 'procés', un periodo en forma de anticiclón político en el que, como sucede de nuevo ahora con Salvador Illa en el Palau de la Generalitat, en Cataluña vuelve a hablarse de cosas tan extravagantes como de la aprobación de los Presupuestos. Aburrida política pre 'procés'. Todo un avance.
Como en la época de Montilla, y antes durante la 'pax pujoliana', cierto sopor invade el Parlament estas semanas, sin más noticias que contar la apertura por parte del PSC de la ronda de contactos para aprobar unas cuentas que, previsiblemente, saldrán adelante con el apoyo de Esquerra y de los Comunes. La pretensión de la Consejería de Economía que dirige Alicia Romero es tener aprobadas las cuentas a principios de año, toda una novedad en una región abonada a la prórroga, y cuyos últimos Presupuestos aprobados en tiempo y forma son los de 2021, con Junts aún en el Ejecutivo, y los anteriores a estos, retrocediendo en el tiempo, los de 2010, con José Montilla al frente, por así decirlo, otra época geológica en términos de política catalana.
Si el cambio de ciclo en Cataluña se precipitó con la disolución del Parlament después de que Pere Aragonès no pudiese aprobar las cuentas de 2024, muy probablemente se consolidará con la luz verde a las de 2025, ya con Illa de presidente de un Govern en precaria minoría, pero sin amenazas serias.
Ahora mismo, el único elemento de intranquilidad y que podría alterar el calendario fijado en la Generalitat para la aprobación de las cuentas es el congreso de Esquerra, fijado para el 30 de noviembre, y no tanto por el temor a que la candidatura ganadora modifique la estrategia de pacto fijada con los socialistas, como por una cuestión meramente de fechas. El inicio de la tramitación parlamentaria debería fijarse para el 15 de noviembre, dos semanas antes del cónclave republicano. En cualquier caso, sostienen fuentes políticas, a lo más que se arriesga el Ejecutivo de Illa es a ver cómo los Presupuestos no estén listos a 1 de enero, sino unas semanas después.
Ni la candidatura liderada por Oriol Junqueras ni la dicha de renovación cuestionan el acuerdo de investidura entre ERC y el PSC, un pacto que de manera natural conduce a un acuerdo de investidura de hechos consumados. Con el objetivo a medio y largo plazo de sacar adelante la «financiación singular», es inimaginable que del congreso de ERC salga una enmienda a la totalidad al nuevo estatus político. Del anticiclón Montilla al anticiclón Illa.
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Este martes, tras la reunión del Consell Executiu, la consejera portavoz, Sílvia Paneque, consideraba que la tramitación de las cuentas puede proseguir «independientemente de las circunstancias que puedan acompañar procesos congresuales», al mismo tiempo que restaba trascendencia a las amenazas de los republicanos, que unos días antes amagaban con no aprobar las cuentas si no se avanzaba en la financiación singular. No parece en este sentido que pueda haber un accidente en este campo, más cuando Illa mima su relación con ERC y hace apenas dos semanas anunciaba que iba a cuadruplicar los recursos para la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC) y que «pronto se verán los resultados» de esa financiación singular
El otro grupo que necesita el PSC para sacar las cuentas adelante es el de los Comunes, se entiende que menos proclives incluso que los republicanos a forzar nada. En este sentido, y pese a que su líder en el Parlament, Jéssica Albiach, advertía de que su voto dependería del «rumbo que tome el Govern» en materias como la crisis de la vivienda, triunfos ya cosechados, como el probable descarte por falta de viabilidad del macrocasino de Hard Rock, anticipan un final feliz. Como con Montilla, Illa gobierna sobre el aburrimiento.
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