El «milagro» de los coles que vuelven a la vida en la España rural
Castilla y León mantendrá abiertos este curso 34 centros con entre tres y cuatro alumnos. En Cubillos (Zamora), cinco niños han permitido la reapertura del suyo tras 17 años cerrado
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Cubillos (Zamora)
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Iniciar sesión'Escuela de superhéroes', reza un cartel en llamativos colores colgado a la entrada del colegio de Sanzoles (Zamora). El lema cobra aún más sentido en este lugar, pues sus nuevos alumnos -Sara, de 6 años; Adam, de 4, y el más ... pequeñín, Kilian, de 3-, han conseguido devolver a la vida esta escuela rural tras un curso cerrada. Son las nueve de la mañana y los dos más mayores cruzan somnolientos la reja de hierro que da acceso al espacioso patio, síntoma de que el centro tuvo tiempos mejores. Los pequeños son nuevos en la escuela y también en este municipio de 400 habitantes enclavado en la comarca de Toro-Tierra del Vino y donde campos de cereal y viñedos dominan el paisaje. Su llegada a principios de septiembre y la escolarización de Kilian, vecino del pueblo, ha permitido la feliz noticia.
Zamora, llanto por una tierra quemada
Clara Rodríguez Miguélez«Es lo mejor que nos ha podido pasar», celebra la alcaldesa, Celia García. En el municipio hay una veintena de niños en edad escolar, pero ciertos problemas con la profesora anterior llevaron a los padres a buscar colegios en otros pueblos o en la propia capital, a menos de 50 km. Ahora espera que poco a poco vuelvan las risas, carreras, también los llantos y empujones a esas instalaciones.
Lo desea también Juani Rodero, la maestra que ha comenzado en el centro. Viaja a diario desde Salamanca, «a unos cincuenta minutos en coche». Es el tercer día desde que se iniciaron las clases y baja del vehículo cargada con material que quiere incorporar al aula. Está totalmente equipada y no le hace falta nada, pero, justifica, le «gusta decorarla con los niños». Hace poco más de una semana la avisaron de su incorporación, cuando se supo que el colegio podía volver a abrir, y «el inicio ha sido un poco caótico», pero está feliz.
Nunca había tenido tan pocos niños, pero sí está acostumbrada a trabajar en clases con diferentes edades. De la escuela rural solo tiene palabras positivas: «Puedes ofrecer una atención más individualizada, cubriendo las necesidades de cada uno». Otra de las ventajas de trabajar es que los de menor nivel aprenden de los mayores y estos adquieren la responsabilidad de cuidar a los pequeños y lo que escuchan les sirve de repaso.
Sanzoles pertenece el Colegio Rural Agrupado (CRA) Moraleja del Vino junto a otras cinco localidades. En total, son 190 alumnos. Para su director, Ramón Vázquez, su reapertura «ha sido una satisfacción». «Nuestro deseo es que en cada localidad haya al menos un aula y con cuantos más niños mejor porque defendemos la educación cooperativa. A veces se piensa que supone un retraso para ellos y, sin embargo, es una ayuda». Con más de 15 años de experiencia en la zona, recuerda que hace una década en este municipio había tres aulas con 35 niños y que las instalaciones -gimnasio, biblioteca, etc.- se han mantenido perfectas porque «el Ayuntamiento se ha volcado».
Es testigo Felisa Gallego, la mamá del benjamín de la clase, que aún está en periodo de adaptación y entra a las diez. Para ella, no tener que desplazarse a otro pueblo supone «comodidad» y un alivio porque Kilian «es muy movido y los desplazamientos en autobús podrían ser terribles». Vive «a una calle» del cole y allí pasó su infancia hasta los 13 años, por lo que está «muy contenta» por su reapertura. Es consciente de que mantener un aula con tres alumnos es poco viable económicamente.
A los pocos vecinos que a primera hora de la mañana están por la calle les cambia la cara cuando ven a los pequeños dirigiéndose al cole. «Una escuela abierta supone vida. Si no, la gente termina marchándose y tenemos que cerrar nuestros negocios», coincide Sergio, que regenta el estanco. «¡Es lo que queremos fomentar, que haya vida. Siempre que se habla de la España despoblada sale Zamora, así que abrir un colegio es motivo de orgullo», afirma el director del CRA.
Un colegio «hundido»
La Junta de Castilla y León mantendrá este curso 34 centros en el medio rural con entre tres y cuatro alumnos gracias a la flexibilización de ratios que defiende para garantizar la calidad y la equidad en la educación, independientemente de dónde se viva. Son dos más que el precedente. Entre las reaperturas hay una muy especial, también en la provincia zamorana. Es el cole de Cubillos, un municipio de unos 300 habitantes a escasos diez kilómetros de la capital. «Llevaba 17 años cerrado. ¡Es como un milagro!», dice la primera teniente de alcalde, Clara Belén Álvarez, a las puertas de un recinto que nada tiene que ver a cómo estaban hace cinco años: «Tenía el tejado hundido. Invertimos 100.000 euros en su recuperación sin saber todavía que el colegio podría volver a abrirse».
Con el local arreglado, cinco jóvenes familias del municipio se empeñaron en recuperar su uso original. Recogieron firmas y transmitieron su interés al Ayuntamiento, y una vez confirmado el número mínimo de alumnos todo se puso en marcha.
«Nos pusimos brutos y lo hemos logrado», sostiene Paula Prieto, orgullosa mamá, mientras mece el carrito del pequeño, que espera que en unos años comparta clase con su hermano. «¡Por fin tenemos una buena noticia que dar en la provincia!», añade otro papá. «El arraigo al pueblo» les hizo establecerse allí aunque la mayoría trabaja en la capital. No cedieron en su propósito y ahora sus pequeños tendrán una educación «en familia»: «No hizo falta adaptación. ¡Si están todo el día juntos en el parque!», sostiene Yolanda Crespo, otra mamá. La reapertura les evitará circular por la «horrible» carretera que comunica Cubillos con Monfarracinos, la cabecera del CRA Tierra del Pan, con un total de 180 alumnos. Además, presume la teniente de alcalde, «dispondremos de los servicios de 'Madrugadores' y 'Tardones', por lo que los niños podrán estar desde las 7.30 hasta las 16.00 horas. ¡A ver si así se animan más!».
El primer día de colegio de la profesora más joven
Patricia AbetABC acompaña a una de las maestras de menor edad en su particular vuelta al cole. Con 22 años, Ainhoa estrena curso, profesión e independencia
En el interior del inmueble todo huele a nuevo y aún faltan detalles por rematar. Esperan pronto contar con un aula de psicomotricidad en el piso superior. «Estamos acostumbrados a que los colegios rurales se cierren, abrirlos es lo raro. Ha habido mucha colaboración entre instituciones y unos padres muy comprometidos», destaca Alejandro San Cipriano, director del CRA. Ni él ni ninguno de sus compañeros recuerdan haber visto este cole abierto. Hacerlo llena de optimismo: «Por aquí parece que siempre hay malas noticias. En verano, los incendios; en invierno, la despoblación. ¡Esto hay que celebrarlo!».
Yolanda es la tutora. Ha trabajado «toda la vida» en centros rurales, generalmente en aulas multinivel, y para ella todo son ventajas: «Creces con ellos y al final te sientes muy satisfecha de lo que has conseguido». Luego, la relación con los padres es «cercana y directa»: «No dejamos de ser un equipo que trabajamos por el bien del niño y cuando se tiene comunicación y cercanía es una gozada».
Yolanda
Tutora en Cubillos
«Creces con ellos y al final te sientes muy orgullosa de lo que has conseguido. La relación con los padres es muy cercana»
Mientras atiende a ABC, en clase esperan Iván, Javier, Ángela, Zoe y Paula, de entre 3 y 5 años. Para ella, cada curso «es una aventura», pero más si empieza desde cero. «Cuesta, pero es lo que más satisfacción da. Empezar con un niño que no sabe coger el lápiz y que termina el curso poniendo su nombre es un orgullo».
Es mediodía, acaba de terminar el almuerzo y toca lectura. Hoy, 'Coco ya va al cole' para explicar a los pequeños que son muchos los niños que están viviendo por primera vez su experiencia. A las puertas del centro, conforme se va acercando la hora de salida, los más mayores del municipio se arremolinan. La mayoría, por la curiosidad de ver a los pequeños salir. Es un acontecimiento. Fermín Vicente es abuelo de uno de ellos y recuerda los tiempos en que Cubillos tenía «¡hasta tres aulas!». El pueblo luego «fue a menos». «Contar con un colegio es una ventaja en todo. Da vida. También ocurre con el bar. Estuvo un tiempo cerrado y parecía que esto estaba muerto». Su deseo ahora es que su nieta Paula vaya teniendo más compañeros.
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