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Arraigo y dinamismo con falta de mano de obra
empresas rurales
El 80% eligió emplazamiento para su negocio por vínculo económico y sentimental, y tres de cada cuatro no se moverían ni por mejores condiciones
VALLADOLID
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Iniciar sesiónUn fuerte «arraigo» a su territorio. Al lugar en el que nacieron ellos y también sus otros 'hijos', las empresas y negocios que gestaron, alumbraron y siguen alimentando. Y allí quieren que sigan creciendo y desarrollándose. Es lo que caracteriza a los empresarios rurales, «muy ... vinculados económica y sentimentalmente» al lugar en el que hunden sus raíces genealógicas y empresariales. De hecho, el 80 por ciento eligió el emplazamiento en el que asentar los cimientos de sus sociedades «por cercanía» y, además, «la mayor parte» también vive en el mismo entorno. Así se desprende del 'Estudio de situación de las empresas rurales tendente a identificar las oportunidades del medio rural de Castilla y León en la era Covid', llevado a cabo por el Grupo de Investigación Mundo Rural de la Universidad de Valladolid, con participación de la de Burgos. Enmarcado en el Proyecto de Cooperación Regional Leader +empresas +empleo +rural ha rastreado la situación del territorio a través de once Grupos de Acción Local de seis de las nueve provincias de la Comunidad -todas menos Ávila, Soria y Zamora-, abarcando perfiles tan diversos como la montaña Cantábrica, la vertiente de la Cordillera Central, las llanuras o los valles... Y, aunque con matices de un territorio tan amplio y diverso como los más de 94.000 kilómetros cuadrados por los que se extiende Castilla y León, hay puntos en común extrapolables al conjunto.
Sobresale que «tenemos un espacio rural muy dinámico y muy innovador, pese a la sensación de atonía», destacó en la presentación del informe la profesora Milagros Trigueros. Incluso entre el «empresariado clásico» han constatado «procesos muy innovadores», también con «nuevas incorporaciones» al colectivo, «de manera muy significativa» por parte de mujeres, aunque no tanto de jóvenes. Y el arraigo para instalarse en el entorno que conocen se mantiene con el paso del tiempo. Ante la pregunta de si se cambiarían de lugar si lograsen mejores condiciones, la respuesta es contundente: más de tres cuartas partes respondieron que se quedarían «de todos modos».
Además de «dinámico», el entorno rural tiene «un futuro prometedor» gracias a su «enorme potencial», destacó también la investigadora. «Sobre todo» en lo vinculado a la agroindustria, que se nutre especialmente de recursos locales en una Comunidad en la que el campo es una de sus señas de identidad, aunque no en exclusiva, así como de «actividades adicionales que están creciendo rapidísimo», entre las que resalta el turismo rural, desde dos puntos de vista: tanto el de los viajeros como el de quienes tienen en Castilla y León una segunda residencia en la que pasan desde unos días a varias semanas e incluso estancias más largas. De hecho, el estudio constata que a partir del año 2020 y por causa de la pandemia del Covid-19 «se aprecia un movimiento realmente significativo, aunque sin consolidar, de fijación de población, que antes era población temporal y que ahora se está cambiando a permanente».
Pero, advirtió la investigadora, a la luz de los datos extraídos en el estudio -en base a cerca de un millar de encuestas y entrevistas- el «dinamismo» del entorno rural de Castilla y León «no condice con la dinámica demográfica». Y es que la caída en el censo sigue pesando sobre la Comunidad. «El empleo crece, pero la población disminuye», alertó Milagros Trigueros como uno de los problemas detectados «globalmente». Pese a que «la mayor parte» de las políticas vinculadas al desarrollo rural se basan en incentivar el mercado de trabajo para fijar población, la conclusión del estudio es que «el mercado laboral es un factor relevante, pero no suficiente por sí mismo para solucionar los problemas de arraigo y atracción de población de los espacios rurales».
El espejo de los funcionarios
De hecho, uno de los problemas que de forma recurrente se han revelado durante el análisis es la «dificultad» para encontrar trabajadores en la comarca. Tanto sin cualificar como cualificados. Y aún mayor es la complicación en el caso de los de alta cualificación, que normalmente se desplazan diariamente desde las capitales cercanas. «Es un problema muy importante, porque no sólo afecta a las personas trabajadoras cualificadas en la industria o los servicios, sino también en los servicios públicos», alertan en el estudio, en el que advierten de que «los primeros que no se quedan a vivir en los territorios son precisamente» los empleados públicos. Maestros, profesores de instituto, sanitarios, de la administración... cogen diariamente el transporte para acudir a su puesto en los pueblos «ejerciendo un efecto de imagen negativa para la propia población local», llaman la atención.
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«Hay más oferta que disponibilidad», apuntó la profesora a la luz de los datos. En parte, aquejada por ser zonas «demográficamente lastradas» por unas dinámicas «negativas» que acusan todavía el «éxodo» del campo a las urbes de los años 50 a 80 del pasado siglo. «Dejó una sociedad rural muy impactada», con una salida, además, de población «muy selectiva» que trasladó mayoritariamente mujeres y jóvenes de los pueblos a las ciudades. «Y han seguido lastrando la población a futuro», sin olvidar el «envejecimiento», destacó Trigueros, lo que deriva en una «dinámica demográfica negativa», con más muertes que nacimientos, cuya 'cura' a corto plazo, reconocen, pasa por dos vías «que no parecen posible»: el cambio en los comportamientos demográficos marcados por un menor número de alumbramientos y con «grandes aportes» de personas llegadas de otros países. Y eso que parecía que en la primera década de este siglo había cambiado la «tendencia», en buena medida por la llegada de población extranjera, pero la explosión de la crisis de 2008 por el estallido de la burbuja inmobiliaria truncó ese punto de inflexión.
Así que «el primer gran problema» de los territorios rurales es esa pirámide poblacional descompensada a favor de los mayores y sin relevo, por más que «globalmente» hayan detectado que «el empleo crece». De ahí, inciden en el estudio, «no sólo vale» con crear puestos de trabajo, sino que también deben abordarse otros problemas como la «falta de vivienda», la adecuada conectividad, el acceso a los servicios en condiciones de «igualdad» con las ciudades y un transporte «ágil y flexible».
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