Las esculturas de los seis reyes de piedra -tres godos y tres cristianos- que desde hace más de dos siglos son testigos desde sus enormes pedestales del trasiego de los toledanos van a ser recuperadas gracias al proyecto de reordenación del parque de la Vega ... . Un gesto con el que el alcalde, Carlos Velázquez, quiere saldar una deuda histórica con estas obras de arte que fueron concebidas hace más de 200 años para adorno del Palacio Real de Madrid y que gracias al cardenal Lorenzana y el erudito Antonio Ponz fueron dondadas a Toledo en 1787 para embellecer la ciudad. Desde su llegada a Toledo han ido pasando por diferentes lugares, como el puente de San Martín o el inicio de la Reconquista, pero nunca juntas, como se concibieron. Ahora, con la creación de la entrada imperial, junto al parque, se van a instalar en ese gran bulevar de acceso, una ubicación «a la altura de lo que es la ciudad de Toledo», en palabras del alcalde.
Uno de los sitios en Toledo donde se han instalado estas esculturas a lo largo de los años, en este caso, cerca del puente de San Martín
Pese a que en la ciudad se conoce a este conjunto de estatuas como de los reyes godos, solo tres de ellos lo son: Wamba, Sisenando y Sisebuto. La escultura de Wamba está prácticamente oculta en el parque de la Vega; Sisenando en el Paseo de Recaredo y Sisebuto junto al parque lleva su nombre. La otra mitad pertenece a la dinastía castellano-leonesa de la Reconquista: Alfonso VI, que se encuentra en la muralla cerca de la Puerta de Bisagra, y Alfonso VII y Alfonso VIII, que también están en la Vega.
La escultura de Alfonso VII, ayer, en el paseo de la Vega
Hace más de 20 años, el recordado académico Luis Alba González pidió sin éxito su reagrupación, una idea que fue, ratificada por la Real Academia de Bellas Artes, y pidió al Ayuntamiento la instalación de las estatuas de seis reyes toledanos, diseminadas en el paseo de la Vega, Sisebuto, la puerta de Bisagra y Recaredo, en un mismo lugar. La Real Academia proponía que las estatuas se colocaran en la carretera de Madrid, en las cercanías de la puerta de Bisagra, como finalmente se va a hacer.
La Real Academia lamentaba el estado en el que se encontraban las esculturas por el abandono y las inclemencias del tiempo y la intemperie, algunas prácticamente desdibujada por efecto de la contaminación, las deposiciones orgánicas, las inclemencias meteorológicas etc.
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