Las ventas de vinos espumosos Cueva suben un 15% en 2017

De esta situación se están beneficiando los vinos espumosos elaborados en otras regiones de España. Entre ellas, destaca Castilla-La Mancha, cuyas bodegas llevan muchos años produciendo este tipo de caldos, pero es ahora cuando están viviendo su momento más dulce. Casi todas las denominaciones de origen tienen ya sus propios espumosos, pero si hay una zona y, en concreto, un municipio conocido por esta clase de vinos, esa es Villanueva de Alcardete (Toledo), que este año prevé superar con creces el millón de botellas vendidas.

Así lo asegura a ABC el presidente de la Marca de Calidad Diferenciada Cueva de Villanueva de Alcardete, Domingo Picazo , quien informa de que este año las ventas de sus vinos espumosos se han incrementado un 15 por ciento con respecto al 2016, sobre todo en los productos de más calidad, como son los Brut Nature y los Reserva. Y, aunque el ejercicio no ha terminado, ya que la mayor parte de la facturación se produce precisamente en Navidad —fechas en las que se vende entre el 25 y el 30 por ciento del total del año—, el también responsable de la bodega Viñedos y Reservas afirma que algunos de sus productos, como en la gama «Gotas de Plata», se agotaron ya a finales de noviembre.

Villanueva de Alcardete está ligado a los vinos de Cueva, marca de calidad diferenciada que otorga la Unión Europea a productos cuya clase está por encima del estándar. La producción de vino espumoso en Castilla-La Mancha se articula alrededor de este municipio toledano de casi 3.500 habitantes, cuyas bodegas son pioneras en la elaboración de estos caldos en la región. Producen desde 1986 —a partir de uvas de las variedades chardonnay, macabeo y, fundamentalmente, airén— buena parte de la totalidad de este tipo de vinos en la comarca de La Mancha.

La Marca de Calidad Diferenciada Cueva nació en 2010 y distingue en el mercado a seis bodegas de Villanueva de Alcardete —Viñedos y Reservas, Alcardet, Latúe, Verdúguez y Recuero—, que elaboran vinos espumosos por el método tradicional, el mismo que usan los afamados champanes franceses y los cavas catalanes.

Picazo considera que la situación política en Cataluña está beneficiando a los vinos espumosos que ellos elaboran. «Hay mucha gente que rechaza los productos de Cataluña, y especialmente el cava, porque los catalanes han hecho de ello bandera, y cuando se juega con las banderas se puede convertir en un problema», manifiesta.

El presidente de Vinos Cueva recuerda que en 1987 las bodegas de Villanueva de Alcardete iniciaron conversaciones para entrar en el Consejo Regulador del Cava, pero les obligaron a elaborar sus productos con las variedades de uva catalanas (parellada y xarel·lo) y, por eso, se negaron.

De hecho, destaca Picazo, el proceso de independencia iniciado en Cataluña se ha dejado notar especialmente en la «buena predisposición» de las grandes superficies comerciales a la hora de negociar para vender nuestros productos. Así, por ejemplo, en septiembre de este mismo año, coincidiendo con el pleno en el que se aprobó la Ley de Referéndum deAutodeterminación, el responsable de la bodega Viñedos y Reservas cerró acuerdos con Alcampo y La Despensa .

Además de encontrarlos en estas dos superficies comerciales, los vinos espumosos de Cueva se pueden comprar en las de Eroski, Makro, Hiper Usera y El Corte Inglés, por lo que están presentes en toda España, aparte de exportarse a un gran número de países europeos, a China y a Japón. Pero, igualmente, pueden comprarse en tiendas especializadas y en grandes supermercados de Castilla-La Mancha y Madrid, además de en restaurantes.

Sin embargo, Domingo Picazo afirma que aún les queda mucho por hacer y cosas que corregir. «Como Cueva es una marca de calidad diferenciada, cada vez más nos cuesta competir con otros productos, como son los vinos gasificados, que no espumosos —remarca—, de algunas bodegas tanto de Castilla-La Mancha como de otros lugares e incluso fuera de España».

«Están confundiendo al consumidor porque están poniendo en el etiquetado vino espumoso, cuando realmente son vinos gasificados». La diferencia es que un vino espumoso pasa por una segunda fermentación , que es en la que se desprende el carbónico de manera natural, mientras que en un vino gasificado lo que se hace es añadir anhídrido carbónico, explica Picazo, quien responsabiliza a las administraciones de este asunto porque, a su juicio, «si bien no lo permiten, tampoco lo evitan».

Otra crítica del presidente de Vinos Cueva pasa por el «fraude en el etiquetado, sobre todo de vinos italianos que hablan de vino cuando realmente son cócteles», ya que, indica, tienen una graduación alcohólica inferior a 9 grados, cuando la ley dice que un vino tiene que tener más de esa cantidad. «Aquí no pasa nada y esto es intolerable porque confunden al consumidor mediano, que desconoce todas estas cosas», lamenta Picazo.

El presidente de la Marca de Calidad Diferenciada Cueva da las claves del éxito de estos vinos espumosos: «Todo ello es posible porque el término municipal de Villanueva de Alcardete se encuentra a una altitud de 700 metros sobre el nivel del mar, a la vez que es atravesado por el río Cigüela y goza de un microclima que proporciona una base que hace diferente a esta clase de vinos». Comparándolos con los cavas catalanes, Picazo afirma que, en numerosas catas que han hecho, «ocho de cada diez personas prefieren los espumosos de Cueva, porque son muy fáciles de beber y entran mejor al ser menos ácidos». Además, otro punto a favor, es el precio, ya que son «más asequibles». Pues eso, ¡a brindar con Cueva!