Es una zona peligrosa , pero en el que las flotas gallegas han obtenido capturas de gran calidad a lo largo del último siglo. Entre 1992 y 2010 no se les permitió trabajar allí debido a la crisis que sufrió la especie a partir de los años 70, pero en esta última década han vuelto a los mares canadienses, llegando a pescar 2.500 toneladas de bacalao en 2019 .
De vikingos a gallegos
Hay que remontarse a Edad Media para encontrar a los pioneros de esta actividad: fueron -según cuenta la tradición- los vikingos, entre siglos VIII y XII. Aun así, Terranova , con bajas temperaturas, mucho viento y poca visibilidad para navegar, tuvo su primer momento de auge tras el descubrimiento de América .
La abundancia del bacalao en este punto del territorio canadiense ha provocado que también los pesqueros españoles (y, más concretamente, los de Galicia y País Vasco) se acercasen a la zona a principios del siglo XX. Durante los años 50, 60 y 70 muchas familias del norte de la Península -y de todos los puntos del planeta- tuvieron allí su principal fuente de ingresos.
18 años sin poder pescar en Terranova
En 1968, en pleno auge de las campañas de pesca en Terranova , se llegó al millón de toneladas de bacalao . Pero la gloria duró poco, y a partir de finales de la década de los 70 llegó el colapso debido a la sobrepesca, dejando de ser una mina de oro para el sector.
En 1977 Canadá la declaró zona económica exclusiva , y en 1992, para solucionar la crisis de la especie, impuso una moratoria vetando la pesca en Terranova , que se mantuvo durante dieciocho años, hasta 2010.
Desde entonces, los pesqueros gallegos han vuelto allí, aunque no se ha recuperado la actividad de la época dorada. En esta última década la flota de Galicia ha tenido permiso para pescar unas 800 toneladas, que aumentaron hasta las 2.500 en 2019, según informa La Voz de Galicia.
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