Los partidos se repartirán ocho millones de euros en las elecciones catalanas

El importe de la subvención se calcula según varios conceptos. Por una parte, se abona una subvención de 16.101,60 euros por cada escaño obtenido en el Parlamento catalán. Además, cada candidatura recibe 61 céntimos por cada voto que haya recibido en las urnas, pero para cobrar esta subvención no basta con presentarse a las elecciones sino que es requisito imprescindible obtener representación parlamentaria –de lo contrario no se cobra ni un céntimo por los votos obtenidos-. El mismo requisito se aplica a la subvención por envíos de propaganda electoral, fijada en 17 céntimos por elector de cada provincia catalana -cada una de ellas es una circunscripción-.

No obtener escaño sale caro. La extinta Unió da fe de ello . Las elecciones catalanas de 2015 le dieron la puntilla a sus deterioradas arcas: no logró representación parlamentaria, así que no solo no pudo cobrar ni un céntimo de subvención sino que tuvo que devolver el anticipo que había recibido. Todo lo gastado acabó en deuda millonaria. Aquellos comicios autonómicos de 2015 le costaron al partido de Durán i Lleida 1.217.062 euros. Ruina sobre ruina. Ese dinero que se gastó en aquella campaña electoral se lo anotó al debe: un millón lo dispuso mediante un crédito bancario y otros 199.209 euros correspondían a ese anticipo de subvenciones que acabó en fiasco. Fue la puntilla para un partido que ya debía 20 millones de euros y cuya quiebra se lo llevó por delante el pasado mes de marzo.

En las elecciones autonómicas catalanas de 2015 los partidos y coaliciones que obtuvieron representación parlamentaria se repartieron 7,6 millones de euros en subvenciones. La mayor parte de esos multimillonarios fondos públicos acabaron en manos de independentistas y antisistema . En los comicios de 2012, el monto de subvenciones electorales alcanzó los 8,5 millones de euros, de los que casi cuatro se los repartieron entre CiU, Esquerra y la CUP.

A los partidos que obtienen representación parlamentaria, el gasto electoral les sale a cuenta. En primer lugar, porque la mayor parte lo cubren con las subvenciones oficiales que reciben por participar en los comicios. Y, en segundo lugar, porque el resto lo compensan con creces gracias a lo que luego recuperan por la vía de las subvenciones parlamentarias a lo largo de la legislatura.