Una historia de espías: el CNI cumple 20 años en plena polémica por el espionaje a políticos independentistas

Los espías españoles están de aniversario. El CNI cumple el próximo 6 de mayo 20 años de servicio y lo hace envuelto en polémica por el espionaje a políticos independentistas . Este asunto, que ha conseguido reactivar en el Congreso la comisión de secretos oficiales , ha empañado el cumpleaños de los servicios de inteligencia españoles, cuya juventud engaña. Y es que, a pesar de llegar a la veintena, antes del Centro Nacional de Inteligencia ya existieron servicios secretos en nuestro país.

Los Servicios de Información han sido fundamentales en las guerras para conocer con anticipación los planes del enemigo. Ya en el siglo XV se sentaron las bases de lo que son ahora, pero su figura ha ido desarrollándose de forma continua, con un gran salto desde la II Guerra Mundial, momento tras el cual el uso de los Servicios de Inteligencia se extendió a otros ámbitos de la vida dejando de ser un servicio exclusivamente militar.

En España hay que remontarse al año 1935 para vislumbrar lo que se considera el primer intento de creación de un Servicio de Inteligencia. El entonces Gobierno de la Segunda República impulsó un Servicio de Información dependiente del Ministerio de la Guerra, aunque sus días fueron muy cortos y apenas tuvo actividad debido al estallido de la Guerra Civil.

Durante el tiempo que duró el conflicto (1936-1939), cada uno de los bandos intentó organizar sus respectivos Servicios de Información, lo que hizo que nacieran en los años siguientes hasta ocho distintos, que convivieron durante un tiempo, pero con muchas lagunas a la hora de operar: a menudo se daban duplicidades entre ellos porque sus competencias no estaban bien definidas.

A raíz de los numerosos movimientos estudiantiles que surgieron a finales de los años 60, nació la Organización Contrasubversiva Nacional , encargada de vigilar las revueltas universitarias y la persecución de los movimientos que se desarrollaran en este ambiente. Sin embargo, su radio de actuación se amplió a otros ámbitos como el laboral, intelectual y religioso, por lo que sufrió una amplia reestructuración que obligó a su cierre en 1972 para crear el SECED.

En 1972, el Servicio Central de Documentación -SECED- se constituyó como Dirección General de Presidencia del Gobierno, dependiente de Carrero Blanco, entonces ministro subsecretario de la Presidencia.

Inicialmente, su misión principal era lo que entonces se llamaba contrasubversión, es decir, el conocimiento de los que se oponían al régimen franquista, pero más tarde también se ocupó de la lucha contra el terrorismo. La Operación Promesa, que supuso el contacto con varios grupos políticos que posteriormente participarían en la Transición; la Operación Lucero y la Operación Alborada, que ayudaron a preparar el camino a la Transición, son algunas de las más conocidas. También la famosa Operación Lobo, que ayudó a desmantelar gran parte de la banda terrorista ETA.

Entonces seguían conviviendo varios Servicios de Información que solapaban sus actuaciones y en 1977 nace el CESID , la mayor agencia de inteligencia en España, de la mano del ministro de Defensa Manuel Gutiérrez Mellado . Muchos de los episodios vividos en el CESID entre 1981 y 1995 están recogidos en el libro 'El jefe de los espías', de Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote , basado en el archivo personal de Emilio Alonso Manglano, quien fue director de la agencia durante estos años.

Si bien el CESID era la prinicipal agencia de Información, existían servicios de inteligencia en los tres ejércitos, en la Guardia Civil y en la Policía Nacional. Volvían a solaparse algunos servicios y el fin de del SECED dio lugar en 2002 al actual Centro Nacional de Inteligencia.

El 6 de mayo de 2002 nació el Centro Nacional de Inteligencia . Pese a heredar director y funciones del CESID, la principal diferencia con su antecesora es que, por primera vez, contaba con dos leyes que regulaban su funcionamiento y establecían el control judicial al que deben someterse determinadas actuaciones, como las de espionaje.

Tras el atentado del 11-M, el CNI puso el foco en el terrorismo como la amenaza más grave para España, por lo que el Gobierno aumentó sus capacidades con una mayor plantilla y más recursos financieros.

La imagen de la inteligencia en su vigésimo aniversario ha quedado empañada tras el espionaje a políticos independentistas catalanes, sin embargo, desde el CNI mantienen cuáles son sus funciones.

«La esencia de la Inteligencia ha sido, es y será siempre la misma: servir de apoyo a las autoridades en la toma de decisiones relativas a la seguridad y defensa del Estado y de los intereses de los españoles. En esa senda y con ese fin, el CNI continúa avanzando, desde el estricto cumplimiento de la ley y siempre presidido por la idea de servicio a España y a los españoles, en busca de una sociedad más estable, más segura y más libre».