Caso nEgreira
Soriano Aladrén: «La Liga y la RFEF miraron a otro lado»
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Iniciar sesiónEmilio Soriano Aladrén (Zaragoza, 1945), recordado exárbitro de fútbol, pitó casi 200 partidos en Primera División entre 1976 y 1993. Fue, en su día, el colegiado español más joven en dirigir partidos internacionales. En 1990 fue elegido por los entrenadores de la Liga como ... el mejor colegiado de España, con enorme diferencia: recibió el 50% de los votos (curiosamente, aquel año José María Enríquez Negreira recibió un voto).
Agente de ventas de una empresa textil de Madrid, perteneciente al Colegio Arbitral Castellano, no pudo arbitrar muchos derbis por figurar en ellos casi siempre equipos de la capital. Tampoco dirigía al Zaragoza, por motivos éticos. Nada propenso a entrevistas ni declaraciones, tuvo reputación de juez imparcial: era un árbitro muy querido para jugar como visitante. Jubilado hoy de su profesión (en aquellos años los árbitros no estaban profesionalizados aún), contempla el caso Negreira como síntoma de un sistema corrompido, que mira sistemáticamente a otro lado.
«Estalló el escándalo, supimos de la trama y sus actores, e inmediatamente, como si fuera el sarpullido de la viruela del mono, han aparecido múltiples opiniones exculpatorias, las menos, y acusaciones en su mayor porcentaje», reflexiona durante una conversación con ABC. «Pero en este caso las acusaciones no pueden centrarse únicamente en sus protagonistas. Mi reflexión se sitúa en la acertada frase, corta pero determinante, del señor Tebas: 'Fallaron los controles'. Tiene toda la razón. Habría que hacer seguimiento de todo el colectivo arbitral. La Federación y también la Liga, que aunque no sea responsable de los árbitros sí tiene participación en su designación y conoce todo el sistema. ¿A nadie le sorprendió en todos esos años que el hijo de Enríquez Negreira fuese a buscar en coche a los árbitros o que organizase cursos de 'coaching'? ¿Que 'asesorase', entre comillas? ¿Esa inhibición de los miembros del Comité Técnicos de Árbitros no tiene responsabilidad?»
«Cuando les permiten cogerse esos galones», continúa Soriano, «con una dinámica económica impensable, es porque hay un fallo de control. Desde el presidente, la junta directiva, los directores técnicos y responsables de los árbitros y sus asistentes. También la sumisión y el silencio de estos durante tantos años, sobre todo a partir de la profesionalización, hizo que la tutela de la organización arbitral no fuera rigurosa, exigente ni disciplinaria. Ni, sobre todo, ejemplarizante. ¿Eso no es dejación de funciones?».
Soriano Aladrén conoce de cerca la compleja estructura burocrática del fútbol patria. Fue directivo de la Asociación Nacional de Árbitros de Fútbol Españoles (ANAFE), de la que se puede considerar uno de sus fundadores, e intervino directamente en la reforma del Reglamento de la Organización Arbitral como miembro de la comisión Federación-Arbitros encargada de ello. La presencia constante del hijo de Enríquez Negreira, Javier Enríquez Romero, le desconcierta especialmente: «Esos galones que les dejaron ponerse son los que nos han llevado al descrédito en el que estamos el restante colectivo arbitral, el fútbol en general y el deporte español también. En esta situación hay muchos responsables, muchos 'enriquitos', ya sea por incapacidad, negligencia o dejación… Y al estar sin control, 'dame pan y dime tonto'. Ahora ya tenemos la coartada perfecta, y un sinfín de lamentaciones, adjetivos y acusaciones, sin responder a una autocrítica que sería obligatoria para todos los anteriores y dimisionaria para los que todavía quedan».
Preguntado por la significativa cantidad de exárbitros que fichan como asesores o delegados de campo por clubes de Primera y Segunda División, Soriano Aladrén afirma que «el exárbitro suele ser un magnífico delegado de campo, porque conoce perfectamente la organización arbitral y previene muchos incidentes de todo tipo. También son muy eficaces para aclarar los cambios de normas al principio de cada temporada. Casi más que un cuerpo técnico. Y es ridículo: el entrenador debería ser el que más sabe, pero resulta más cómodo así. Lo de Enríquez Negreira es diferente, porque estaba dentro de la organización arbitral. Piense en el periodismo: ¿le parecería normal que un periodista en activo ejecutase a la vez la labor de asesor de un equipo? Pues vemos constantemente a periodistas de cierto nivel que se ponen la camiseta de determinados clubes, como 'hooligans'. Hay una disfunción general en el fútbol que no tiene sentido. Cada uno es lo que es, según el momento y las funciones que ocupa en determinado contexto».
El excolegiado zaragozano se hace una pregunta final. «La Liga tuvo su representante arbitral. ¿Tampoco durante sus contactos intuyó e informó a la Liga de determinados comportamientos de los Enríquez? ¿Y en la Real Federación Española de Fútbol tampoco? ¿Nadie se daba cuenta? Miraron para otro lado. Sinceramente, comprendo el enfado indiscriminado en un país tan futbolístico como el nuestro y espero que a quien o quienes corresponda restituir la credibilidad actúen rápidamente».
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