Siempre según la información publicada en el citado rotativo, Negreira utilizó una de las empresas a través de las que facturaba al Barcelona, concretamente Dasnil 95, para intentar hacer pasar como gastos deducibles ante Hacienda regalos que hacía a miembros del colectivo arbitral.
Entre los productos con los que agasajó a árbitros, presentados ante Hacienda como gastos deducibles por Dasnil, propiedad de Negreira y que recibió pagos de más de 7 millones de euros a lo largo de los años, aparecen «jamones, sandwicheras, palas de playa, sombrillas, sacacorchos…», llegando incluso a invitar a árbitros a opíparas comidas en marisquerías de Barcelona y Madrid que llegaron a costar más de 2.000 euros por banquete.
Hacienda no pudo acreditar que los pagos influyeran en resultados
A pesar de todos los indicios, Hacienda no ha logrado acreditar por el momento que los más de siete millones de euros que facturó Enríquez Negreira al conjunto culé, señalando, según recoge el sumario de la causa, que «no consta prueba alguna en cuanto a que pudiera influir en los resultados».
A pesar de estas conclusiones, la Fiscalía sostiene que el Barcelona, a través de sus expresidentes Sandro Rosell y Josep María Bartomeu, «alcanzó y mantuvo» un «acuerdo verbal estrictamente confidencial» con José María Enríquez Negreira para que, «a cambio de dinero» efectuara «actuaciones tendentes a favorecer al FC Barcelona la toma de decisiones de los árbitros en los partidos que disputase» el club azulgrana
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