Es fútbol y es femenino
Liga F: postureo máximo, eficacia mínima
«La cosa no tendría mayor trascendencia, si no fuera por un pequeño detalle: las jugadoras de fútbol profesional tienen expresamente prohibido el esquí»
«En los últimos tres meses, las cuatro roturas de ligamento cruzado se han producido en ese mismo campo. Tendrían que hacérselo mirar»
El motín y Laura del Río
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Iniciar sesiónY ya van cinco. El F.C. Barcelona se ha proclamado por quinto año consecutivo campeón de Liga a falta de cuatro jornadas para acabar la competición, en una jornada donde también se ha materializado matemáticamente el descenso del Sporting de Huelva a Primera ... Federación. Una pena que sus aficionados han llorado amargamente, pues se trata de un equipo histórico que ha permanecido 18 años en la máxima categoría, donde incluso llegaron a ganar una Copa de la Reina, amén de tener el orgullo de ser el último equipo que venció en liga a las todopoderosas barcelonistas en su propia casa.
Este quinto título de las catalanas y este descenso de las onubenses es fiel reflejo de la situación que vive hoy el fútbol femenino español, donde conviven equipos (la mayoría) que cuelgan de las estructuras masculinas profesionales, con equipos independientes (la enorme minoría) que aguantan: el Madrid CFF, el Adeje Tenerife, el Sporting de Huelva y el Levante las Planas, aunque este último en una situación tan delicada que peligra incluso el mantenimiento de la categoría.
Tras declararse la profesionalización de la primera división femenina, el CSD destina regularmente una serie de fondos públicos para que las estructuras de los clubes se puedan mantener y adaptar a las exigencias de la competición. Esto, tan aparentemente organizado sobre el papel, es un despropósito en su puesta en práctica. La realidad es que hay muchos clubes que no están conformes ni con los tiempos en los que les llega el dinero ni con las cantidades asignadas, lo que provoca enormes tensiones en la sede de la Liga F, en la privilegiada calle Fortuny de Madrid.
La Liga F (da ternura ver su ingenuidad) publicaba en sus redes sociales, como corresponde, el obsequio que había mandado a las jugadoras por el título de liga. A saber, una botella de champagne y unas gafas de esquiar. La cosa no tendría mayor trascendencia, si no fuera por un pequeño detalle: las jugadoras de fútbol profesional tienen expresamente prohibido en sus contratos la práctica de deportes de riesgo, entre los que se incluye el esquí.
Esta fue la caja que recibieron todas las jugadoras 🤩 pic.twitter.com/B58zvOwTb9
— Liga F (@LigaF_oficial) May 5, 2024
¿Los directivos de la Liga F no leen los contratos que firman con sus jugadoras? ¿La marca en cuestión sabe que ha hecho un regalo (ya se verá si conocían esta cláusula), que las futbolistas no van a poder usar mientras estén en activo? ¿No saben los responsables de las chicas que la rotura del ligamento cruzado es el temido punto débil de las futbolistas? Las lesiones que puede ocasionar el esquí en sus rodillas pueden ser catastróficas.
Sin ir más lejos, y sin necesidad siquiera de esquiar, esta pasada semana conocíamos la cuarta rotura de este tipo en el campo del Adeje Tenerife, la de Kerlly Real, jugadora del Valencia, que venía a sumarse a las idénticas lesiones de Paola Hernández, Marina Rivas y Amanda Frisbie. Curiosamente, en los últimos tres meses, las cuatro se han producido en ese mismo campo. Tendrían que hacérselo mirar: quizá deberían revisar las condiciones del terreno de juego, porque las cosas reiteradas no suelen pasar por casualidad.
Una de las misiones prioritarias de la Liga F es la de velar por los intereses de los clubes, contribuir a su sostenibilidad, generar ingresos y colaborar para que el producto sea lo más atractivo posible. Y algo fundamental para que el producto resulte atractivo es que los terrenos de juego cumplan con las expectativas y las condiciones que debe de tener una liga profesional.
Y aquí está la madre de todas las batallas: la supervivencia de los equipos independientes depende en gran medida de las ayudas, que llegan tarde y mal. Las cantidades asignadas, según me comentan fuentes incuestionables, no dan para competir contra estructuras profesionales, que cuentan con equipos masculinos, y que cubren sus déficits presupuestarios. Cierto es, de todas formas, que cada vez más equipos masculinos ya no están por la labor de hacer piña y empiezan a pedir responsabilidades. Total, una bomba a punto de explotar.
Y mientras, con todo ese guirigay montado, del que depende ni más ni menos que la supervivencia de muchos clubes femeninos, la Liga F a lo suyo, al postureo. Qué más da si las ayudas llegan tarde. Qué más da si el dinero es poco. Qué más da si los campos son patatales. Qué más da que los equipos masculinos se vean perjudicados. Qué más da todo. Lo importante es que las futbolistas reciban en mayo unas gafas de esquiar, para colocarlas nuevecitas en sus estanterías, pues es un deporte que nunca podrán practicar mientras sean profesionales.
Por lo visto, los de la Liga F no parecen haberse enterado.
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