Real Madrid hay uno solo

En el año 2010, Alfredo Ulloa, exitoso empresario de Madrid, decidió crear el Madrid CFF. Socio del Real Madrid, intuyó que con su nuevo club de fútbol femenino podría cubrir un hueco en el que el todopoderoso no parecía estar interesado. Además, su hija Paola, actual portera, ya apuntaba maneras y eso seguro que le animó a formalizar su proyecto. La jugadora compatibiliza hoy su puesto de guardameta del equipo en la Liga F con el de responsable de la cantera, una de las de Europa que mayor número de jugadoras tiene.

Para inscribir un club en el registro de entidades deportivas de la Comunidad de Madrid es necesario aportar la denominación que va a tener. Así lo hizo Ulloa y no encontró entonces ninguna oposición a que su equipo se llamara Madrid CFF, tampoco en la Federación. Pero no lo incorporó al registro de patentes y marcas.

Lo cierto es que la denominación le generó una jugosa ambigüedad desde el principio. Bastaba ir al campo y escuchar el grito de los aficionados del Madrid CFF: «¡Hala Madrid!». La situación era tan rocambolesca que las mismas jugadoras pensaban cosas tan jaleosas como que el Real Madrid las iba a fichar o que en un futuro, técnicos, empleados y aficionados, formarían parte del elenco del club blanco. De ese juego confuso, «del riesgo de asociación o vinculación que haga pensar al consumidor medio que ambos productos, aún diferentes, tienen un mismo origen empresarial» habla la resolución del Supremo que ahora corta por lo sano.

Es verdad que el Madrid CFF intentó vender su licencia al Real Madrid cuando Florentino Pérez, presionado socialmente, finalmente se decidió a entrar en el fútbol femenino (desde arriba, claro, tirando de chequera para comprar un club ya existente en vez de partir de cero). Fue una dura batalla entre Ulloa y nosotros, el CD Tacón, fundado en 2014, que ganamos, según informó el presidente blanco en asamblea, porque teníamos libres los derechos comerciales. El Madrid CFF, no, se los había cedido a la Asociación de clubes de Fútbol Femenino.

Desde entonces, 2020, al convivir con el Real Madrid verdadero, el negocio de la ambigüedad dejó de reportar beneficios al Madrid CFF. Poco después abandonó el madrileño barrio de Hortaleza para jugar en Fuenlabrada, previo paso por San Sebastián de los Reyes. Quizás ahora le convenga (o le obliguen) cambiar también de nombre. Llegó antes al fútbol femenino, pero ya lo dice Florentino: «El Real Madrid nunca pierde».