La Liga femenina, una ruina televisiva

Desde el departamento de contrataciones de DAZN, en una consulta posterior de ABC, se indicaba que aún no se podía decir nada porque las negociaciones seguían en marcha. ¿Qué es lo que se estaba negociando concretamente? ¿Un aumento o rebaja de las cantidades acordadas? ¿Quizá la ampliación o reducción del tiempo del contrato? ¿Variar alguna de las cláusulas? O, tal vez, lo que sería peor y más dramático: la rescisión unilateral del contrato por parte de DAZN, puesto que desde La Liga F aseguran «que todo sigue igual».

Para dar más hilo a la cometa, La Liga F anunció el pasado 12 de agosto los horarios de la primera jornada del campeonato en un post donde aparecía el logo de DAZN, dando a entender que los partidos se retransmitirían por esa plataforma televisiva. El asunto recuerda mucho a cómo se desarrollaron los acontecimientos en el caso de Finetwork, expatrocinador de La Liga F, un caso que actualmente se encuentra judicializado.

En septiembre de 2022, la Liga F firmó un «acuerdo histórico» de cinco años (2022‑a‑2027) con DAZN por el que obtenía los derechos de emisión en exclusiva, a nivel nacional e internacional, por un valor global de 35 millones de euros, a razón de siete millones por temporada. Pero los datos dejaron al descubierto que ese contrato fue un desastre en términos de rentabilidad para la plataforma: ni las audiencias ni las suscripciones cumplían las expectativas económicas. Los suscriptores al cierre de la temporada 2024-2025 se acercaron a los 10.000, con una cuota de 12 euros durante todos los meses del año. Es decir, la recaudación apenas fue superior a 1.400.000 euros, dejando un saldo en números rojos para la plataforma televisiva. En lo que se refiere a las audiencias, la media de pinchazos fue de 12.000, siendo el encuentro entre Real Madrid y FC Barcelona el más visto (135.000 espectadores). La Liga F ha comunicado que se ha registrado un aumento de las audiencias en esta última temporada, pero es una verdad a medias porque dicho incremento viene provocado por las retransmisiones realizadas por las televisiones autonómicas, y no por los pinchazos que acumula DAZN, que es quien paga la fiesta.

A fecha de hoy, la realidad es que existe una negociación abierta, aunque ninguna de las partes se atreve a decir abiertamente lo que está pasando. Ni La Liga F ni DAZN, por diferentes causas, han cumplido las expectativas respecto a la explotación del producto. Si finalmente no hay acuerdo, la citada plataforma dejaría de emitir la Champions femenina y La Liga F en la misma temporada, algo que mostraría que su apuesta por el fútbol femenino en España les ha salido rana. La realidad es que están condenados a entenderse y si no es así, los dirigentes de La Liga F tendrían problemas añadidos.

DAZN posiblemente esté buscando una rebaja considerable en el precio a pagar a La Liga F, dados los resultados obtenidos, y poder de esa manera sublicenciar las retransmisiones. Y es justo ahí donde las autonómicas podrían dar un paso al frente. La duda es, ¿qué pasará con el presupuesto de La Liga F? ¿Qué ocurrirá si finalmente DAZN se retira o el precio que puedan acordar fuera inferior al de la temporada anterior? ¿Cómo se cubriría desde la patronal del fútbol femenino ese desfase entre lo aprobado y la realidad? Si la plataforma televisiva rebaja de forma drástica su aportación económica, La Liga F correría el riesgo de retroceder varios años en profesionalización, poniendo en cuestión la sostenibilidad del proyecto, ya que la televisión es el principal motor de visibilidad, profesionalización e inversión externa desde el nacimiento de la Liga F en 2022.

Los cerca de 7 millones de euros por temporada aportados por DAZN suponen un colchón financiero que garantiza el modelo actual de competición profesional. Sin ellos, los clubes perderían su principal fuente de ingresos estables, lo que, de manera encadenada, afectaría a plantillas, salarios y estructuras. Además, La Liga F vería dañada su imagen internacional, justo cuando luchaba por acercarse a Inglaterra, Francia o Alemania en atractivo comercial y se tensionaría la viabilidad del campeonato, lo que obligaría a renegociar a la baja contratos de patrocinio y podría incluso provocar impagos o renuncias de algunos clubes.

Así que en la actual negociación hay mucho en juego. Mucho más que dinero, mucho más que visibilidad, mucho más que prestigio. En juego está la viabilidad de un proyecto y de una industria en la que habría miles de damnificados.