El Madrid regala el derbi al Atlético

En un Madrid sin '9', con siete centrocampistas en la plantilla, Vinicius lesionado y un rival con pedigrí enfrente, es muy complicado sentar a Kroos y Modric. En el Metropolitano, ambos al verde de inicio. Sentar a futbolistas de época nunca será sencillo, aunque el pasaporte se asome a la cuarta planta de edad.

La apuesta de Ancelotti tenía su sentido ante un equipo debilitado en el centro del campo, pero el Madrid ha decidido competir esta Liga a partir del minuto cinco. Otra vez un gol en contra con los aficionados aún en búsqueda de su butaca. En esta ocasión, Lino, a pierna cambiada, y sin oposición de Lucas, que le defendía con la mirada, puso el balón en la cabeza de Morata, que solo tuvo que acariciarlo para potenciar la dirección del centro. Alaba y Rudiger, anestesiados, tampoco se libraron de salir en la foto. 1-0 a los 187 segundos.

El gol local espoleó el Metropolitano y evidenció los mayores problemas del Madrid en este inicio de Liga. Modo estatua en el centro de la defensa y debilidad a la espalda de los laterales, sobre todo en el caso de Fran García, que todo lo que suma de medio campo hacia adelante lo resta en campo propio. Por su banda, Molina tenía una autopista sin peaje, que estuvo cerca de convertir en gol Saúl, tras incursión y centro del argentino. Buena parada abajo de Kepa.

Fue poco después de que el Atlético doblara la ventaja. Lucas, fuera de posición, permitió a Saúl centrar con más tiempo que en una sala de espera de urgencias. Griezmann, gracias a otro despiste a pachas entre Rudiger y Alaba, y la ayuda de Camavinga, remató como en el jardín de su casa, a la esquina izquierda de la portería de Kepa. 16 minutos y 2-0. Fuego en el Metropolitano.

Los duelos, en primera y segunda jugada eran todos del Atlético, y el Madrid llegaba al último tercio del campo abusando del juego interior, bien defendido por el bloque bajo de Simeone. Estaba tan confuso el Madrid que los saques de esquina los botaba Alaba. Kroos y Modric miraban desde la lejanía.

Ancelotti movió piezas. Sacó a Camavinga del pivote para colocar ahí a Kroos y reposicionar al francés en el interior izquierdo. El cambio de Carletto le dio más sentido a la circulación de balón del Madrid y cerró el grifo abierto en la zona de Fran García, ayudado por el músculo de Eduardo.

El crecimiento de Kroos coincidió con el 2-1, obra del alemán. En el 36, Valverde pisó la cal de la banda derecha por primera, y única vez, y su centro acabó en la pierna izquierda de Kroos, tras despeje de Savic. Amago de Toni, molde de Llorente e interior al palo derecho de Oblak.

La desventaja pudo ser recortada por completo si Alberola Rojas no hubiera anulado el tanto de Camavinga, en el 44. Lo hizo por fuera de juego en la jugada previa de Rudiger, que no tocó el balón en la disputa con Giménez, pero el colegiado entendió que su disputa tuvo influencia en el desenlace final.

Al descanso, esponja para que Modric se duchara antes que sus compañeros y Joselu al campo. Cambio doloroso para Luka. Y, quizás, equivocado. El agujero estaba en los laterales y en la zona central defensiva. Saúl y Morata volvieron a evidenciarlo al minuto de la reanudación. Otra sombra perseguida por Lucas y otro vuelo de Álvaro con Alaba y Rudiger como espectadores VIP. Cabezazo y a la red. 3-1 en el 47.

La mirada al infinito de Ancelotti daba más miedo que la de Rosamunde Pike en 'Perdida'. Tres goles fotocopiados. Inadmisible en la élite.

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Carletto calmó su rabia con un triple cambio. 57 minutos duró la paciencia con Lucas y Fran. Nacho y Mendy, a escena. También Tchouaméni. Era su deber, agitar el árbol, pero el tercero del Atlético sepultó la dinámica previa al descanso, de clara tendencia blanca.

Un par de disparos lejanos de Tchouaméni y Rudiger, pegados al palo de Oblak, y un eslalon de Brahim, finalizado en un disparo repelido por el portero esloveno fueron los escasos argumentos ofensivos de un Madrid de plastilina, que sigue de pretemporada en tareas defensivas. Derrota que deja heridas. Victoria que vale más que tres puntos. Puro derbi