FÚTBOL
Un derbi en paz y de color rojiblanco
El ambiente del partido, dominado por la normalidad y la ausencia de incidentes
El Madrid regala el derbi al Atlético
José Ignacio Fernández y Daniel Cebreiro
Madrid
Noche de felicidad plena en el estadio Metropolitano. La comunión con el equipo fue total, los tres puntos vitales para mantenerse en la pelea por el título se quedaron en su casa y no hubo ninguna noticia negativa que lamentar por parte de los ... aficionados.
La previa del encuentro vino marcada por el miedo a que se repitieran episodios similares a los insultos racistas a Vinicius que se escucharon durante el derbi de la temporada pasada. Dicho temor hizo su efecto. Numerosas cámaras y avisos por parte de la parroquia colchonera para que en ningún caso la noticia del derbi llegara por parte de la grada. Fuera de la clásica rivalidad entre vecinos, los prolegómenos del partido transcurrieron con absoluta tranquilidad y sin incidentes notables. La ausencias del delantero y Courtois ayudaron a que así fuera.
De hecho, las camisetas madridistas eran más numerosas de lo que suele ser habitual en el entorno del Metropolitano. La llegada de los autobuses de ambos equipos también se produjo con normalidad. Ya en el interior del estadio rojiblanco, los jugadores de Ancelotti y el cuarteto arbitral fueron recibidos con una sonora y habitual pitada.
El atronador himno cantado a capela recibió a los once elegidos por Simeone para darle la vuelta a la mala dinámica del Atlético en los últimos derbis. «Nos sobran los motivos», rezaba la pancarta ubicada en el fondo sur. Los rojiblancos hicieron suyo el empuje de su enfervorecida afición y, a los tres minutos, el cabezazo de Morata desató la locura. «Te quiero Atleti» y «madridista el que no bote» cantaban al unísono las 70.000 gargantas colchoneras. El tanto de Griezmann terminó por llevar al éxtasis al Metropolitano. La tarjeta recibida por Modric desató las pasiones encima de los merengues.
El Madrid se encontraba desconcertado por la conexión entre equipo y grada. Una genialidad de Kroos resucitó a los de Ancelotti. La camisetas blancas repartidas por la tribuna pudieron dar muestras de su presencia. El silencio por aturdimiento duró unos segundos, hasta que comenzó a sonar de nuevo «Atleti, Atleti». El conjunto blanco empezaba a carburar y su capacidad para las remontadas, muy aplicada en este inicio de temporada, provocaba inquietud en Canillejas. Sin embargo, antes de que se cumpliera el primer minuto de la segunda mitad, Morata anotaba el tercero y repartía alegría y tranquilidad por la grada. De nuevo, tras aprovechar el agujero de la zaga madridista al defender centros de la banda izquierda.
En sus celebraciones se aprecia que no queda ni rastro de su pasado madridista. Probablemente por eso, además de su doblete, Morata se llevó la ovación de la noche al ser sustituido. Los «olés» acompañaban los pases de los rojiblancos, El estado de felicidad en el Metropolitano es absoluto. Con el partido acabado, la vuelta al campo triunfal cerró una noche inmejorable para el Atlético.
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