Mil empleados, un fondo americano: el equipo que se va a encontrar Sainz

Williams, su nueva casa, ha sido el peor equipo en cuatro de las últimas siete campañas en contraste con su pasado de éxito: considerado uno de los grandes en los ochenta y noventa (ganó siete títulos), cayó por la cuesta abajo en la última época.

Williams en la Fórmula 1 equivale a la apelación de la nostalgia. Considerada una de las mejores escuderías de la historia, su decadencia creciente y su resistencia son detalles que subrayan un espíritu de supervivencia en este deporte/negocio de las carreras de coches.

Williams goza de un fervor casi religioso por el mundo anglófilo que domina la Fórmula 1. Fundada en 1977 por el mecánico y piloto Frank Williams de manera casi artesanal, pasó de ser una entidad familiar a convertirse en campeona del mundo y máximo rival de colosos de la automoción como Ferrari o Mercedes.

Por sus coches han pasado leyendas de la Fórmula 1 como Ayrton Senna, Alain Jones (campeón en 1980), Keke Rosberg (1982), Nelson Piquet (1987), Nigel Mansell (1992), Alain Prost (1993), Damon Hill (1996) y Jacques Villeneuve (1997). El apellido Williams guarda un lado trágico con el accidente mortal de Senna en el circuito de Ímola en 1994.

La salida de Renault como proveedor de motores fue el principio de un periodo de vacíos. El colombiano Juan Pablo Montoya disputó el título a Michael Schumacher en 2003, pero a partir de ahí empezó el declive. Desde 2004 hasta hoy, el equipo británico solo ha logrado dos victorias (Montoya, en Brasil 2004, y Pastor Maldonado, en España 2012).

Siempre en propiedad de la familia Williams a través de la hija del fundador (Claire), pero convertido en comparsa de la parrilla, el equipo ha tocado fondo. Fue el último en la clasificación de constructores en 2018, 2019, 2020 y 2022. Especialmente dramático fue el año de la pandemia, no consiguió ningún punto en 17 carreras y solo uno en 2019 en el tramo de 21 fines de semana.

En 2020 la familia Williams tomó la decisión más difícil: vender su obra. Como tantos propietarios e inversores, la Fórmula 1 había arruinado a los Williams, que firmaron el traspaso de propiedad al fondo de inversión norteamericano Dorilton Capital. Los términos económicos no se hicieron públicos. El 'Financial Times' valoró el cien por cien de la operación en 152 millones de euros.

Cuatro años después la escudería inglesa ha sacado la cabeza del pozo, ya no es el farolillo rojo, pero tampoco sus resultados dan para montar fiestas. Primero George Russell, luego Alexander Albon y en última instancia el argentino Franco Colapinto han dado lustre a los colores azul y blanco del coche.

Los propietarios ficharon en 2023 a un líder para su proyecto, James Vowles, considerado uno de los arquitectos de los éxitos de Hamilton en Mercedes y mano derecha de uno de los mayores pesos pesados de la F1, Toto Wolff. Vowles ha dinamizado la empresa, según las voces consultadas por ABC. Ha cambiado los ritmos de la fábrica en Grove (Inglaterra), ha descartado los métodos anticuados, comprado nueva maquinaria, mejorado el túnel del viento y adquirido un nuevo simulador. En Grove trabajan mil empleados, no es una factoría de segunda. Está por debajo de Ferrari (1.400), pero muy por encima de Sauber (400).

El segundo paso de Williams para recuperar su pedigrí fue el fichaje de Carlos Sainz, anunciado el 29 de julio de 2024. Un paso atrás para el madrileño proveniente de Ferrari, pero una inversión potente para la escudería inglesa. El vox pópuli de la F1 cifraba el salario de Sainz en Ferrari en torno a 10 millones de euros, cantidad que ni se confirma ni se niega desde su entorno, sino que se habla de un sueldo «conforme a su categoría y su caché».

Sainz ha llegado a Williams con la motivación de sentirse líder de un proyecto que compartirá con un piloto en alza, el tailandés Alex Albon. Ya desde el primer test en Abu Dabi, el día después de concluir el Mundial 2024, el madrileño ha ejercido en esa función de guía a través de su experiencia en Ferrari, tope de gama en la F1. Sus recomendaciones y sugerencias sobre determinadas facetas del coche en la pista se hicieron patentes en las pruebas que llevó a cabo con su nuevo equipo.

Sainz lleva siete de los once cursos como pasajero de la Fórmula 1 compitiendo en la zona media, el barro de los accidentes y las situaciones que no siempre se captan en las imágenes de la realización. En Toro Rosso, Renault/Lotus y, en menor medida, McLaren convivió en un ecosistema similar al que se encontrará en Williams. Solo los cuatro años de Ferrari, y no todos porque 2021 fue un desastre, tuvo opción de caza mayor: consiguió 4 victorias y 25 podios de rojo.

El último movimiento de Dorilton que invita a imaginar un futuro mejor fue la millonaria inversión para continuar el crecimiento del equipo. Una ampliación de capital en octubre pasado de 120 millones mediante la venta de cien millones de acciones a un valor nominal de 1,20 euros cada una. Una maniobra que podría reforzar el compromiso a largo plazo del grupo inversor que ahora maneja los destinos de Carlos Sainz.