Vingegaard no es la centella del Tour

En solo 22 kilómetros y en un Tour sin apenas diferencias entre los dos gigantes, Vingegaard extrajo petróleo de esas piernas con dinamita y de ese cerebro motivado hasta el umbral máximo para asombrar al mundo, casi dos minutos a Pogacar (1:38) y tres a Van Aert (2:51).

Era la cumbre del danés supersónico, que en tres ediciones en el Tour ha ganado dos y ha sido segundo en la otra. Vingegaard no tiene en la Vuelta esa mentalidad superior y esos gemelos de acero. Lo dice el mismo cronómetro que lo condecoró en Francia.

Vingegaard es la tercera punta del Jumbo porque el líder de la Vuelta es su gregario, Sepp Kuss, y entre medias está Roglic, el ganador del Giro y de tres Vueltas. El Jumbo tiene todo por decidir en su propia guarida.

Una recta de siete kilómetros separa a los ciclistas del infinito, un mundo de dolor y concentración entre el exterior de Valladolid y el final del Paseo de Zorrilla enlazado con la calle Santiago. Por allí se explaya Filippo Ganna, quien revierte el resultado del Mundial en Glasgow. 

Su aerodinámica, sus brazos en escuadra, su cabeza en el manillar se imponen al viento y a los rivales. El italiano se merienda a cuatro, aunque no todos salieron a tope en la crono.

Por allí también vuela un rara avis, Evenepoel pesa 59 kilos y es pura potencia y aerodinámica, prototipo de contrarrelojista con cuerpo de escalador. El campeón del mundo supera los 55 kilómetros por hora de media, mucha más velocidad que Roglic (20 segundos por detrás), Ayuso (55 s.) o Enric Mas (1m:30s).

«Esperaba hacerlo mejor -casi se disculpa Juan Ayuso, tercer clasificado de la Vuelta 2022-. El final de la contrarreloj se me hizo muy largo y las piernas no siempre van como quieres».

Los siete kilómetros del Paseo de Zorrilla torturan al español, se hacen igualmente interminables para Enric Mas, a quien toca día de salvar muebles. El mallorquín palidece en ese terreno que castiga su cuerpo liviano y sus carencias en la ciencia de la aerodinámica. Se queda en la general a 2:50, casi tres minutos para recuperar en la montaña frente a muchos rivales y muy cualificados.

Marc Soler ha pedido empezar a negociar su renovación con el UAE. Se entiende que está contento en el equipo de Matxín, al menos se le ve más en acción que en su etapa de Movistar, en Valladolid opta a ser el líder de la carrera.

Varios años después de presentarse en un Giro como máxima autoridad del Movistar y no volver a aparecer como jefe de filas, el catalán se emociona con el maillot rojo de Kuss. Es la otra sección de la pelea entre gigantes, Jumbo y UAE.

Soler desliza su Colnago con rapidez por Pucela, compite voraz en esa pugna, firma un registro muy potable, el mismo que Ayuso (a 1:11 de Ganna) y se mantiene firme en la ventanilla: está a 26 segundos del líder Sepp Kuss como baza estratégica del equipo árabe en su empeño por impulsar a Ayuso hacia un podio que cada vez tiene más pretendientes.