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ciclismo

Un Pogacar imperial se sucede a sí mismo como campeón del mundo

El esloveno atacó a 105 kilómetros de meta y aguantó la rabia en persecución de Evenepoel, plata. Juan Ayuso, octavo

Abraham Olano: «El ciclismo se ha vuelto pijo»

Pogacar entra ganador en la meta de Kigali (Ruanda) afp
José Carlos Carabias

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En Zúrich, en Ruanda o en el fin del mundo, el deporte asiste al imperio de un ciclista legendario y único. A la meta en el centro de Kigali, en el África profunda de Ruanda, llega balanceando los brazos Tadej Pogacar, sus mechones rubios, ... su maillot verde de Eslovenia, el cuerpo enjuto que trasluce las costillas, piernas con pólvora y una sonrisa contagiosa. Es el Pogacar estelar, el que convierte gestas de otra época en la normalidad de la victoria. Otra vez campeón del mundo después de descuartizar al pelotón, de hundir en la miseria a un colosal Remco Evenepoel, medalla de plata.

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