Una mirada desenfocada al arte contemporáneo, en CaixaForum Madrid
La novedosa exposición, realizada en colaboración con el Museo de l'Orangerie de París, reúne 72 obras 'borrosas' de 55 artistas
El jardín de las delicias de Monet en Normandía
Madrid
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Iniciar sesiónLos miopes ven (vemos) la Luna más grande de lo normal, pero también más borrosa; menos real, más misteriosa. Claude Monet pasó cuarenta años de su vida pintando su jardín en Giverny, un Parnaso que construyó en Normandía para poder pintarlo a todas ... las horas del día. Sin embargo, las cataratas le impedían al final de su carrera ver con claridad y alteraban su percepción de los colores. La paleta se redujo a marrones, rojos y amarillos. Su pincelada era cada vez más gestual. Su ceguera progresiva le llevó, sin pretenderlo, camino directo a la abstracción. Sus últimas pinturas dejaron una huella importante en los pintores abstractos de la segunda mitad del siglo XX. Así nos lo han contado hasta ahora, pero hay quienes piensan que quizá ese desenfoque del viejo Monet no se debiera tanto a sus problemas de vista, que los tuvo, como a una elección estética voluntaria.
Sea así o no, el caso es que una parte del arte moderno y contemporáneo (no sólo el figurativo, también el abstracto) está borroso, desenfocado, es impreciso. ¿A qué se debe? ¿Es solo un recurso expresivo más? Una novedosa exposición indaga en ello. Tras su paso por el Museo de l'Orangerie de París, 'Desenfocado. Otra visión del arte' puede verse, hasta el 12 de abril de 2026, en CaixaForum Madrid, gracias al primer acuerdo de colaboración entre la Fundación La Caixa y el museo francés. Este, situado en las Tullerías de la capital francesa, custodia en dos salas ovaladas los frisos panorámicos de Monet, que André Masson consideraba 'la Capilla Sixtina del impresionismo'.
'El estanque de nenúfares. Armonía rosa', préstamo del Orsay, es el punto de partida de este proyecto. Las comisarias, Claire Barnardi, directora de L'Orangerie, y Emilia Philippot, conservadora del Instituto Nacional de Patrimonio francés, han llevado a cabo un profundo trabajo de investigación: abordan este asunto de manera temática a través de 72 obras con variedad de técnicas y formatos (pintura, escultura, fotografía, obra gráfica, vídeo) de 55 artistas, cedidas por medio centenar de prestadores, incluida una decena de obra de la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación La Caixa. Decía Gaston Bachelard que «la imagen estable y acabada corta las alas a la imaginación». El arte se liberó de la nitidez y dejó un espacio más amplio a la interpretación del espectador. Una forma de explorar la realidad desde otra perspectiva; una nueva manera de comprender el mundo. Ya Leonardo da Vinci usó la técnica del 'sfumato' en obras como 'La Gioconda', con la que conseguía que los contornos fueran imprecisos. Siglos después. otro genio, Turner, dio vida a hermosísimas composiciones difusas, que también se acercan a la abstracción.
Lo desenfocado se ha usado como estrategia política para plasmar un mundo inestable, donde la visibilidad se enturbia. Explican las comisarias que los artistas «pusieron en marcha estrategias tendentes a evitar u ocultar la realidad ya antes de la I Guerra Mundial. Pero, aunque algunos artistas dominasen el desenfoque y todos su matices ya en la primera mitad del siglo XX, su uso se limitó mayormente a un juego con las formas que contribuyó en gran parte a la revolución moderna. Será sobre las ruinas de la II Guerra Mundial donde nazca verdaderamente la estética del desenfoque, desplegando su dimensión eminentemente política. Frente a la erosión de las certidumbres, los artistas toman conciencia de la profunda transformación del orden mundial y se apoderan del desenfoque como si fuese una estrategia necesaria«.
Así, el descubrimiento de los campos de concentración y la imposibilidad de representar lo irrepresentable hicieron que los artistas «pusieran un velo a una realidad que la mirada no puede soportar». Christian Boltanski, por ejemplo, no distingue entre víctimas y verdugos (una zona gris entre el bien y el mal) en un trabajo que siempre aborda la memoria. También se ha usado el desenfoque en el arte como una búsqueda de la identidad.
El recorrido nos lleva por obras de Medardo Rosso, Gerhard Richter, Rothko, Yves Klein, Sugimoto, Hans Hartung, Ugo Rondinone, Bill Viola (retratos en luz y calor), Óscar Muñoz, Roni Horn (un camerino de payasos borrosos que dan aún más miedo), Pipilotti Rist, Luc Tuymans... No faltan españoles, como Soledad Sevilla, Perejaume, Eulàlia Valldosera... Thomas Ruff fotografía las Torres Gemelas de Nueva York ardiendo en 11 de septiembre de 2001, con el Empire State en primer plano, pero la imagen aparece desenfocada. Nan Goldin retrata un ramo de flores durante su confinamiento en su casa de Brooklyn por la pandemia en 2020. Y Alfredo Jaar habla del genocidio ruandés en una imagen difusa de una joven de espaldas. La joven, testigo de la muerte a machetazos de sus padres, no quiso posar al final ante la cámara.
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