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Buscan señales de vida inteligente en un raro sistema estelar en sincronía hallado por españoles

Los autores del estudio, pertenecientes al proyecto 'Breakthrough Listen', de búsqueda de civilizaciones alienígenas, piensan que este vecindario cósmico puede ser un gran candidato

Astrónomos españoles descubren un raro sistema estelar con seis planetas en sincronía

Los seis planetas del sistema HD110067 crean juntos un patrón geométrico fascinante debido a su cadena de resonancia THIBAUT ROGER/NCCR PLANETS

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A finales del pasado año, astrónomos españoles descubrieron un raro sistema estelar a tan solo 100 años luz de nosotros. Su particularidad: los seis planetas que lo forman giran muy cerca de su estrella en una 'danza perfecta' con órbitas matemáticas perfectas. Es algo muy inusual, ya que la mayoría de estos vecindarios cósmicos, como el propio Sistema Solar, en el devenir de su historia, suelen sufrir perturbaciones que provocan que los giros no sean perfectos. Es por ello que este sistema, bautizado como HD 110067, despertó el interés de los científicos que buscan tecnología extraterrestre (las llamadas 'tecnofirmas') que ofrecerían las pruebas claras de vida más avanzada más allá de la Tierra.

HD 110067b se ve de canto desde la Tierra, por lo que estamos viendo los seis planetas, tipo subneptuno (son más grandes que la Tierra y más pequeños que el planeta Neptuno, cuatro veces mayor que nosotros), desde una perspectiva excelente para captar cualquier señal que fuese enviada desde allí. «Nuestra tecnología en nuestro propio sistema solar se ha extendido fuera de la zona habitable», explica a Space.com Steve Croft, radioastrónomo que trabaja con el programa Breakthrough Listen de búsqueda de vida extraterrestre desde la Universidad de California, Berkeley. Él es el autor del estudio publicado en 'Research Notes of the AAS' en el que cuentan sus análisis en este sistema.

Y, spoiler: de momento no han encontrado nada. «Pero incluso si es un resultado negativo, eso todavía nos dice algo», señala Croft. Porque afirma que es posible que nuestra tecnología no esté preparada para captar sus señales y que necesitamos de tiempo y mejores herramientas para descartar del todo este extraño sistema 'perfecto'.

Un hallazgo muy inusual

El sistema fue hallado, en realidad, en 2020 por el estudio de exoplanetas en tránsito (TESS) de la NASA, que observó que su estrella, denominada HD 110067, atenuaba su brillo, lo que sugería la existencia de dos planetas en tránsito. Dos años después, TESS volvió a observar la misma estrella, detectando nuevos tránsitos. Sin embargo, no fue hasta que el equipo liderado por el español Rafael Luque, de la Universidad de Chicago utilizó el satélite Cheops de la Agencia Espacial Europea (ESA) -dedicado al estudio de estrellas cercanas con exoplanetas- cuando se descubrió que se trataba de seis planetas.

Y no solo eso: hallaron que estaban perfectamente sincronizados de una forma particular, ya que el planeta más cercano a la estrella realiza tres órbitas por cada dos del siguiente planeta, lo que se denomina resonancia 3/2, un patrón que se repite entre los cuatro planetas más cercanos. En el caso de los más alejados, se trata de cuatro órbitas por cada tres del planeta siguiente, una resonancia 4/3.

«La principal peculiaridad de HD110067 es el tiempo necesario para alinear todas sus 'manecillas', dado que sus planetas regresan a las mismas posiciones relativas cada 492 días. La edad del sistema asciende a unos ocho mil millones de años, casi el doble que la del Sol. Las resonancias orbitales determinadas en el sistema se han mantenido, por lo tanto, durante un prolongado periodo y este hecho nos dice mucho sobre cómo han evolucionado las órbitas a lo largo del tiempo -escribía David Barrado, profesor de Investigación en el Centro de Astrobiología INTA-CSIC en ABC-. El sistema planetario de HD110067, por su proximidad y características, está destinado a convertirse en una piedra Rosetta que nos permitirá descifrar numerosos problemas«.

No se trata de un sistema totalmente novedoso; de hecho, la mayoría de los sistemas planetarios suelen situarse en este tipo de órbitas de alta resonancia al principio. Sin embargo, según pasa el tiempo y aparece algún tipo de inestabilidad -como la creación de un planeta muy masivo, como Júpiter; o el impacto de un gran meteorito-, su acción produce una reacción en cadena que hace que todo el sistema pierda esta resonancia, incluso que algunos planetas salgan expulsados de él.

Pero este no es el caso de HD 110067. Eso nos quiere decir que estamos ante una especie de 'reliquia' espacial que se ha mantenido durante miles de millones de años. Aunque, ¿y si había algo más?

Buscando vida extraterrestre

Después del anuncio, Croft y el equipo pensaron que podría ser posible que algún tipo de tecnología alienígena pudiera ser detectable en este sistema tan especial. Una suerte de red de comunicación entre los diferentes planetas, que se apagase y encendiese como un interruptor. Por ello, su equipo utilizó el telescopio totalmente orientable más grande del mundo, el Telescopio Green Bank (GBT) en Virginia Occidental, buscando señales que estuvieran continuamente presentes cuando el observatorio apuntaba al sistema y ausentes cuando se alejaba, una prueba de que allí podría haber algo más.

Sin embargo, distinguir entre todas las señales presentes en el espacio no es fácil: por un lado, están las de fuente natural, como las ondas de radio producidas por fenómenos como las galaxias activas o los viveros de estrellas; por otro, se encuentran las que produce nuestra propia tecnología, desde nuestros teléfonos móviles a la red de enjambres de satélites. Por eso, la búsqueda de señales extraterrestres es como buscar una aguja en un pajar. «Aunque no sabemos si hay agujas en el pajar; realmente por eso no sabemos cómo son las agujas», señala Croft.

A pesar de estas complicaciones, el equipo tiene sus 'trucos', sobre todo descartando señales que podrían ser una interferencia local. Por ejemplo, si uno construyera un transmisor con la esperanza de que alguien más lo captara, ese transmisor generaría mucha energía en un rango estrecho de frecuencias. Los fenómenos astrofísicos naturales, por el contrario, emiten ondas de radio en un rango mucho más amplio. Es así como descartan este tipo de señales.

Además, las señales de un transmisor de este tipo colocado en un planeta que gira alrededor de una estrella extraña se desplazarían en el tiempo cuando se observaran desde la Tierra, «lo mismo que cuando pasa una ambulancia, el sonido cambia de muy alto a muy bajo», indica por su parte al mismo medio Carmen Choza, investigadora asistente del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) en California.

A pesar de todo, la búsqueda finalmente no detectó una señal tecnológica. «Sin embargo, los resultados no eliminan la existencia de tecnofirmas en HD 110067», señala Croft, «sino que nos dicen que no se transmitió ninguna señal en nuestra dirección en el momento de las observaciones».

Responder a la pregunta de si estamos solos en el universo, que la humanidad se hace desde que tiene conciencia de que está rodeada de otros planetas no es nada fácil. «A veces la gente me pregunta: '¿Cuáles son sus posibilidades de éxito en los próximos 10 años?' -dice Croft-. »Mi respuesta es: 'bueno, no lo sé, pero son mejores que en los últimos 10 años porque nuestras búsquedas mejoran cada vez más'«.

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