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El misterio del Yeti, resuelto por el ADN: esto es en realidad

Estudios genéticos de supuestas muestras del Abominable hombre de las nieves desvelan su auténtica identidad

Una de las imágenes atribuidas al Yeti Archivo / Vídeo: Supuestas muestras del Yeti han servido para determinar su verdadera identidad
Judith de Jorge

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Fotos borrosas en las que una enorme figura antropofórmica parece caminar en la nieve o huir entre los árboles, huellas que no se atribuyen a ningún animal, restos de pelo... Todo ha servido para alimentar la leyenda del Yeti , una misteriosa criatura parecida a un gran simio que algunos creen habita las altas montañas de Asia y que ocupa un lugar destacado en la mitología del Nepal y el Tíbet.

Los avistamientos del Abominable hombre de las nieves , como también se conoce a esta criatura, o de sus huellas han sido relatados durante siglos. Las historias se han transmitido de generación en generación, probablemente deformadas o exageradas por el paso del tiempo. En 1951 el Yeti entró definitivamente en el imaginario colectivo cuando una expedición al Everest tomó una serie de fotografías que mostraban las huellas impresas sobre la nieve de un pie gigantesco. Pero no hay nada mejor que las evidencias científicas para quitarle la careta a un monstruo.

Muestra de cabello de un presunto Yeti en Nepal. El ADN demostró que pertenece a un oso pardo tibetano Icon Films Ltd

Un equipo internacional de investigadores ha analizado el ADN de restos de nueve supuestos especímenes del Yeti que se conservan en museos y colecciones privadas, incluidos huesos, dientes, piel, pelo e incluso heces recolectadas en el Himalaya y la meseta tibetana. Entre ellas, un trozo de piel de la mano o una garra, parte de una reliquia monástica, y un fragmento de fémur encontrado en una cueva en la meseta tibetana. Las muestras fueron proporcionadas por la productora británica Icon Films , que las presentó en un especial sobre los orígenes de la leyenda del Yeti, «Yeti o no» , emitido en la cadena Animal Planet en 2016.

Y las muestras hablaron alto y claro: una resultó ser de un perro . Las otras ocho eran de osos negros asiáticos, osos pardos del Himalaya u osos pardos tibetanos. Ni rastro de hombres de las nieves ni de especies desconocidas para la Ciencia.

«Nuestros hallazgos sugieren fuertemente que los fundamentos biológicos de la leyenda del Yeti se pueden encontrar en los osos locales», afirma Charlotte Lindqvist, profesora de biología en la Universidad de Búfalo (Nueva Yor, EE.UU.) y en la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, quien cree que el estudio demuestra que la genética debería ser capaz de desentrañar otros misterios similares.

Fémur del cuerpo podrido de un presunto Yeti encontrado en una cueva en el Tíbet., que resultó ser de un oso pardo tibetano Icon Films Ltd

No es la primera vez que el Yeti es examinado a la luz de la ciencia. Bryan Sykes, profesor de genética en la Universidad de Oxford, anunció hace varios años que había resuelto el enigma de la identidad del Yeti gracias al ADN . Según explicaba, unos restos atribuidos al monstruo coincidían con los de un oso polar encontrado en Noruega que vivió hace entre 40.000 y 120.000 años. ¿La conclusión? Que una especie desconocida descendiente de ese oso prehistórico vivía en el Himalaya.

Oso pardo del Himalaya del Parque Nacional Deosai, en Pakistán Abdullah Khan, Fundación Snow Leopard.

Pero la hipótesis, casi tan fantástica como la leyenda, fue refutada poco después por dos investigadores . Eliécer E. Gutiérrez, biólogo evolutivo en el Instituto Smithsonian, y Ronald H. Pine, zoólogo del Instituto de Biodiversidad y el Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas, secuenciaron el ADN mitocondrial de las muestras y las atribuyeron a un oso ordinario del Himalaya .

El nuevo estudio «representa el análisis más riguroso hasta la fecha de muestras que se sospecha derivan de criaturas anómalas o míticas 'homínidas'», escriben Lindqvist y su equipo en el texto.

Unicornios y animales gigantes

Lindqvist cree que la ciencia puede ser una herramienta útil para explorar las raíces de los mitos sobre criaturas grandes y misteriosas. Por ejemplo, en África, la legendaria leyenda occidental de un «unicornio africano» fue explicada a principios del siglo XX por investigadores británicos, que encontraron y describieron un okapi de carne y hueso, un pariente de la jirafa que parece una mezcla entre ese animal, una cebra y un caballo.

Y en Australia, donde personas y animales de gran tamaño pudieron haber coexistido hace miles de años, algunos estudiosos han especulado que las referencias a enormes criaturas parecidas a animales en la mitología aborigen pueden haber surgido de encuentros antiguos con la megafauna real o sus restos , conocidos hoy en el registro fósil del continente.

Pero aunque esas conexiones siguen siendo inciertas, el trabajo de Lindqvist, como el descubrimiento del okapi, es directo: «Claramente, una gran parte de la leyenda del Yeti tiene que ver con los osos», asegura la investigadora.

Además de rastrear los orígenes de la leyenda del Yeti, Lindqvist también ha descubierto información sobre la historia evolutiva de los osos asiáticos . «Los osos en esta región son vulnerables o están en peligro crítico desde una perspectiva de conservación, pero no se sabe mucho sobre su historia pasada», dice. «Los osos pardos del Himalaya, por ejemplo, están en gran peligro. La clarificación de la estructura de la población y la diversidad genética pueden ayudar a estimar los tamaños de las poblaciones y elaborar estrategias».

Los científicos secuenciaron el ADN mitocondrial de 23 osos asiáticos (incluido el supuesto Yeti) y compararon estos datos genéticos con los de otros osos en todo el mundo. Este análisis mostró que, si bien los osos pardos tibetanos comparten un ancestro común cercano con sus parientes norteamericanos y eurasiáticos, los osos pardos del Himalaya pertenecen a un linaje evolutivo distinto que divergió de todos los demás osos pardos hace unos 650.000 años, durante un período de glaciación. La expansión de los glaciares y la geografía montañosa de la región pudo haber causado el aislamiento de los osos del Himalaya, lo que llevó a un camino evolutivo independiente.

«La investigación genética adicional sobre estos animales raros y elusivos puede ayudar a iluminar la historia ambiental de la región, así como a tener una historia evolutiva en todo el mundo, y muestras adicionales de 'Yeti' podrían contribuir a este trabajo», dice Lindqvist.

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