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Psicología

La diferencia entre ser empático y sentir la empatía

La emprendedora y coach nutricional Meritxell Garcia Roig crea una guía en «El arte de la empatía» para todas aquellas personas que pueden sentir las emociones de los demás

Las personas muy empáticas y altamente sensibles sienten las emociones de los demás Unsplash
María Alcaraz

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Hoy te has levantado contento, te sientes bien. Entonces llegas al trabajo y algo se te mete por dentro, una tristeza que no puedes explicar. Tu día comienza a torcerse y no entiendes la razón. Es, cuando tu compañero te cuenta algo profundamente triste, y observas que él se siente así, cuando entiendes la razón de tu pesar. ¿Alguna vez te ha ocurrido eso? Si es así, es porque eres una persona empática , o mejor dicho, puedes sentir la empatía por dentro.

Esto es lo que llama Meritxell Garcia Roig, autora de «El arte de la empatía», «el poder de la sensibilidad», algo que portan las personas empáticas y altamente sensibles. «Todos tenemos neuronas espejo , que nos ayudan a poder empatizar con los demás. Las personas que son altamente sensibles, tienen estas neuronas espejo mucho más desarrolladas, por lo que viven la empatía no solo desde un punto de vista conceptual, sino también desde un punto de vista físico en el que se ven capaces de vivir lo que siente otra persona», explica Garcia Roig.

«No es solo hablar con alguien, conocer su situación y empatizar con ello. Es sentirlo en tu propio cuerpo, estar en la situación que esa persona está viviendo, a nivel de sensaciones físicas , de emociones», continúa.

La autora destaca el lado positivo de ser una persona tan empática: «Conectar con los demás a este nivel tan profundo es bonito, al final te llena, te sientes más cerca de las otras personas , eres capaz de ponerse en su situación».

La autora Meritxell Garcia Amat Editorial

No obstante, Meritxell Garcia también habla sobre las dificultad de tener esta «cualidad», pues si alguien está pasando un mal momento, y «se lleva al extremo, sí se pueden dar problemas», aunque explica que «el libro intenta darle la vuelta a esto, a yudar a utilizar esta habilidad ».

«Es como cualquier característica de la personalidad, llevado al límite, puede ser muy bueno o puede ser muy malo», dice la autora y continúa: «Las personas empáticas tenemos una piel, por decirlo de alguna manera, muy porosa. Todo lo que hay a nuestro alrededor nos traspasa , entra muy dentro y nos es difícil distinguir entre las propias emociones y la de los demás, porque lo vivimos como si fuera propio y puede parecer un desajuste emocional».

Es por esta situación tan peculiar que describe la autora que destaca la importancia del autoconocimiento para las personas empática, con el objetivo de « reconocer lo que nos sucede y la razón por la que nos ocurre», saber diferenciar si una emoción «es nuestra o de otra persona» y, una vez reconocido aprender a «gestionarlo de manera tranquila y relajada».

Confirma la emprendedora la importancia de esto, hablando del peligro de la necesidad de complacer que tienen estas personas empáticas. «Puedes complacer las necesidades de otros, pero hay veces que en ese momento te olvidas de lo que tú necesitas , porque estás intentando que se sienta bien otra persona, y a lo mejor lo haces a costa de sentirte mal», comenta.

Evitar a los «vampiros emocionales»

Destaca la importancia de reconocer qué nos va bien y qué no, en todos los planos de nuestra vida: qué comemos, cómo nos vestimos y qué relaciones tenemos. Hace hincapié en las relaciones, un plano esencial en nuestra vida y afecta al resto de la esfera vital: «Cuando una relación no va bien, cuando tú evolucionas, o esa persona, y solo os hacéis daño, y eso no quiere decir que no aprecies a la persona, pero a lo mejor necesitas otra relación y esto hay que poder hablarlo con naturalidad»

Habla entonces de lo que ella denomina «vampiros emocionales» y «narcisistas», «personalidades que buscan la atención de otras personas, porque tienen carencias de autoconocimiento , no saben darse el apoyo a ellos mismos que necesitan». Para evitar el daño que pueden realizar este tipo de personas a «los empáticos», Meritxell recomienda en primer lugar identificar a estas personas en nuestra vida. «Porque veamos a una persona todos los días, no quiere decir que tengamos que tener una relación profunda», asegura. Añade que en caso de encontrarnos rodeados de personas así, se pueden utilizar varias técnicas, como «contestar con monosílabos e interaccionar lo mínimo para no cansarse» o «interaccionar con esa persona con otras alrededor, repartiendo así la carga emocional».

La autora termina hablando sobre cómo la empatía es algo que nos enseñan tener hacia los demás , pero no hacia nosotros mismos. «Al estar tan conectado con el exterior necesitas hacer un ejercicio contigo mismo para entender qué es lo que tú necesitas de verdad», dice y concluye: «Eres el mejor amigo de todo el mundo y el peor enemigo para ti mismo».

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